Lo que le dijo su jefa sobre su color de piel la llevó a demandar a la empresa ¡Terrible!

Amélie Lamont, exempleada de la compañía de servicios online Squarespace, libra una batalla judicial y mediática para hacer justicia ante lo que considera un flagrante caso de discriminación laboral y racial.

Empleada desde septiembre de 2011 en esta empresa, la joven fue despedida recientemente por otras supuestas razones, cuando en el fondo asegura que prevaleció una actitud discriminatoria hacia su persona.

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Durante una reunión de trabajo, la vicepresidenta de Atención al Cliente, su jefa inmediata -a quien ha llamado “Kelly”, pues por razones legales no debería develar su nombre-, esperó que cada cual expusiera sus objetivos y cuando le tocaba su turno preguntó en voz alta: “Amélie, ¿dónde está Amélie?”

Confundida, la empleada la miró atónita, pues se encontraban frente a frente en una larga mesa de reuniones, y contestó:

“Estoy aquí”

Tras lo cual llegó a escuchar las palabras más ofensivas de su vida.

“Oh, no te vi –respondió la superiora-. Es que eres tan negra que te confundes con la silla”.

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Lamont no daba crédito a lo que escuchaba. No, no era posible todo aquello, y delante de algunos de sus colegas, que guardaban total silencio.

“No sabía qué hacer –continúa-. Miré a mi brazo, lo comparé con el color de la silla”.

Seguidamente respondió, intentando torpemente darle un toque de broma al asunto:

“No, mi brazo es de color marrón y la silla es negra”.

Tras lo cual Kelly ripostó:

“No. Los dos son del mismo color”.

Como era de esperar, Amélie Lamont elevó una queja a los superiores en la compañía y al poco tiempo recibió una fecha y una hora para una reunión en la que, en vez de cotejar versiones de manera separada con cada una de las implicadas en el incidente, el responsable de recursos humanos prefirió un careo entre ella y Kelly.

Pero esta última negó rotundamente sus palabras.

Por último, la persona de Recursos Humanos le preguntó a Lamont si no estaba siendo demasiado sensible a las bromas de los colegas.

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Tiempo después, la joven fue despedida por razones ajenas a este incidente, pero, en medio del ajetreo de las recogidas y los adioses, no tuvo tiempo de leer la “letra pequeña” de una carta que le hicieron firmar y que -según ahora descubre—la imposibilitaría para llevar a Squarespace a los tribunales.

De ahí que la batalla de Lamont se centre ahora mismo en una campaña mediática para esclarecer los sucesos y hacer pagar a los verdaderos responsables.

Interrogada por la página web Boingboing.net, la empresa se limitó a responder a través de una carta en la que, a pesar de no soler hacer comentarios sobre asuntos de recursos humanos que involucren a empleados actuales o pasados, pueden confirmar “que Squarespace ha implementado políticas de larga data contra el acoso y la discriminación”.

“La integridad de nuestro espacio de trabajo es de suma importancia, de ahí que tomemos muy en serio cualquiera de estas acusaciones.”

“Trabajamos sin descanso para mantener un ambiente de trabajo abierto y seguro en Squarespace”, concluye la compañía.

¿Y tú qué opinas?