Dime cuál princesa de Disney es tu favorita, y te diré qué desorden mental padeces

Para quienes recibimos una buena parte de nuestra educación a través de las películas de Disney, crecimos con las historias fantásticas tomadas de los cuentos de hadas clásicos, en los que las mujeres eran representadas por protagonistas que por lo general reflejaban el rol que la época determinaba para ellas.

Las princesas que inmortalizó Disney en la pantalla grande son uno de esos estereotipos casi universales que por años han sido modelos a seguir por niñas de todo el mundo: mujeres con historias turbulentas, plagadas de sufrimiento, que pese a ello siempre terminaban con el maquillaje intacto e impecables, triunfando a pesar de las adversidades.

No obstante no estaban tan bien de la cabeza y lo sabes. Todas tenían su grado de rareza, y si te identificaste mucho con alguna en particular, es porque probablemente compartas rasgos de personalidad (y algunos trastornos también) con tu princesa favorita. Continúa leyendo.

1. Cenicienta

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La de la esperanza eterna. Es la mujer cuya prioridad es conquistar al hombre que le interesa por encima de cualquier otra cosa. Creció como sirvienta en su propio hogar, desvalorizada, con una familia en la que todos la hacían sentir menos y nunca alzó la voz. Se arregla siempre con la esperanza de que eso sea suficiente para conquistar a un hombre que la saque de su triste realidad.

2. Ariel

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La princesa de la renuncia; también tiene problemas con la palabra ‘no’. Es una mujer que abandona todo lo que tiene y a quien no le importa modificar radicalmente su aspecto o pasar por encima incluso de su propia familia si eso significa conseguir al hombre que desea. Rebelde y desobediente, en realidad su motivación es externa y se anula como persona.

3. Aurora

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La princesa codependiente. Su vida entera está planeada en función a una relación con un hombre salvador al que espera sumida en un sueño largo y profundo. No destacaba precisamente por su inteligencia (le dijeron que moriría pinchada por una aguja y a pesar de eso usaba una rueca). Pasa la mayor parte de su vida aislada de los males del mundo, sobreprotegida y sin capacidad para tomar decisiones por sí misma.

4. Blancanieves

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Otra princesa dependiente, abnegada y sumisa. Tras una situación difícil, pronto encuentra refugio entre desconocidos con los que intercambiará sus servicios domésticos a cambio de protección y un poco también para evitar enfrentarse a la realidad. También utiliza sus encantos para salvarse, aunque en realidad es tan ingenua (y hasta boba) como para confiar en una desconocida que al final termina envenenándola.

5. Bella

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La que a primera vista parece una mujer dulce que ayuda con paciencia y cuidados a un hombre iracundo que sufre a causa de su terrible temperamento, en realidad aniquila su verdadera personalidad y se aferra a cambiar al hombre que tiene al lado. Por otro lado, desarrolla el síndrome de Estocolmo, puesto que se enamora de su secuestrador y lo defiende cuando los aldeanos van a rescatarla.

6. Pocahontas

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Sí, una vez más una princesa dependiente aparece. En este caso no es rescatada como tal por un príncipe, pero en cierta forma fue hasta que un hombre llegó a darle sus opiniones y definiciones de la vida, que ella tuvo conciencia de su condición libre, tras haber estado en la búsqueda de su camino o algo que le diera sentido a su vida.

7. Mulán

g

Fue capaz de anularse por completo y sacrificarse para cambiar de metas y gustos en beneficio de los demás. Con ella se ejemplifica la negación de la condición femenina que no es tan fácil de identificar a primera vista, además de la dualidad que debe mantener para que sus intenciones y acciones sean legítimas ante los ojos del pueblo.

8. Jasmín

h

Siempre inconforme y un tanto narcisista, es una mujer en apariencia rebelde que busca romper las reglas para su propia satisfacción, pero que en realidad deja que sean los hombres de su vida quienes dirijan el rumbo. No puede tomar decisiones por cuenta propia y al final es definida por los hombres.