A veces la naturaleza nos muestra cosas que no necesariamente queremos ver. Son espectáculos que algunos encuentran fascinantes, mientras que otros deben correr la vista porque de no hacerlo se arriesgan a vomitar el almuerzo. Algo así le sucedió a un hombre que echó abajo un enorme árbol. Él pensó que sólo tendría que proceder a cortarlo en partes más pequeñas y luego trasladarlas. Sin embargo, cuando miró el centro del tronco vio una criatura que lo dejó sin palabras: