Katherine Dey tiene 30 años, es enfermera y tiene un talento bastante particular y excepcional: la pastelería. Pero el tipo de pastelería que hace no es una común y corriente. Los pasteles de esta enfermera son extraños, sangrientos, algo desagradables y sobre todo muy reales. Realmente impactan y eso, precisamente, es lo que hace que sean GENIALES.
Su primer pastel fue uno en forma de tronco de árbol, pero después de esto ella quiso ir más lejos. Sólo un poco más lejos…
Se obsesionó con partes humanas y sangrientas.
Y con animales en estados lamentables.
Se obsesionó tanto, que logró hacerlos MUY, pero MUY reales.
Tanto, que debe ser complicado intentar probarlos sin sentir algo de asco. ¿No?
Pero ese es precisamente el sentido de sus creaciones pasteleras.
Ella siente cierta satisfacción cuando un pastel no se ve apetitoso, aunque realmente lo sea.
“Me gusta hacer que las personas sientan que dos cosas son contradictorias al mismo tiempo”.