Para todos los estudiantes, la graduación es el momento más esperado y deseado de toda la experiencia educacional. Lleva meses prepararla: hay que encontrar el vestido perfecto, hay que probarse cientos de zapatos que vayan a juego, hay que buscar los complementos adecuados, pensar en el transporte… un auténtico quebradero de cabeza. Para rematar queda lo más importante y a la vez más difícil, la proposición de baile.

Para tres chicas, la graduación de este año tendrá un significado aún más especial.

Catherine, una exuberante joven de 16 años, llevaba un precioso vestido azul oscuro en lo que sería el día más especial de su vida. Aunque la graduación es algo muy importante para cualquier adolescente, hasta unos meses antes de celebrarse Catherine no sabía si sería capaz de asistir.

Catherine estaba siendo tratada de cáncer en fase 4.

No seríamos capaces de saberlo al ver las imágenes, pero Catherine pasó la noche anterior a su baile de graduación en un hospital. Su mayor ilusión era poder sentirse como una adolescente cualquiera aunque tan solo fuese por un día.
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“Se volvió hacia mí y me dijo: Mamá, por primera vez en mucho tiempo me siento hermosa”, dijo su madre Jennifer Goodwin. “Fue un momento tan precioso que las dos nos olvidamos de su problema aquel día. Fue una noche muy especial para todos”.

Antes de su diagnóstico, Catherine era una estudiante muy activa involucrada en multitud de actividades y deportes.

Un día se quejó de un dolor en el hombro creyendo que se trataba de una lesión, hasta que en diciembre de 2014 se le diagnosticó un sarcoma epitelioide. Este cáncer solo afecta a 1 de cada 10 millones de personas. Para cuando lo descubrieron ya se había extendido hasta sus pulmones y columna vertebral.

A pesar de someterse a quimioterapia y radioterapia, Catherine siempre mantuvo una actitud positiva y asistió a la escuela siempre que podía. Incluso encontró tiempo para presentarse a la plaza de presidenta estudiantil. Grabó su discurso desde la cama de su hospital y consiguió ganar las elecciones gracias al apoyo de sus compañeros.

Tristemente Catherine falleció solo dos meses después de la graduación.

Pocos días después del gran baile, fue ingresada en el hospital infantil de Boston. Allí falleció a penas un año después de su diagnóstico.

Ahora, cuatro de sus amigos honran la memoria de Catherine de una forma muy especial.

Para honrar la memoria de Catherine las cuatro amigas llevarán su vestido el día de la graduación.

Después de que Catherine falleciese, su madre invitó a algunas de sus amigas a casa. Las chicas vieron el vestido de Catherine colgado y se les ocurrió la increíble idea de usar ese vestido durante sus graduaciones.

La madre de Catherine llamó a aquel gesto “La hermandad del vestido”.

Jillian Danton fue la primera de las cuatro amigas en llevar el vestido.

Jillian y Catherin eran amigas desde la infancia. Ambas practicaron el hockey sobre hierba y sobre hielo. Jillian un año menor que Catherin dijo que para ella siempre fue como una hermana mayor.

“Me sentí siempre muy unida a ella, es una experiencia que no cambiaría por nada en este mundo.” dijo Jillian.

La madre de la chica comentó que aquella experiencia fue un tanto agridulce. Hubo momentos en los que pudo ver durante unos segundos a Chaterine llevando aquel vestido.

El espíritu de Catherine vive a través de su vestido.

Los padres de la Catherine afirman que es reconfortante saber que su hija es recordada a través de ese bonito gesto.

“Es importante para nosotros mantener el recuerdo de nuestra hija vivo. El gesto de estas chicas nos ayuda a salir adelante.”

Las otras tres amigas de Catherine utilizarán el vestido durante la fiesta de graduación de este año.

Muchas otras amigas de Catherine ya han solicitado la oportunidad de poder llevar el vestido el próximo año para que pueda continuar la “Hermandad del vestido”.