Brian Zembic se propuso hace 17 años ganar 100.000 dólares de una manera relativamente simple pues, para conseguirlo, tan solo tenía que atreverse a ganar una insólita apuesta: implantarse prótesis mamarias para conseguir que sus pechos fueran similares a los de una mujer. Sin dudarlo un instante, Zembic se «lanzó» al quirófano y se puso pechos. El problema es que hoy, camino a dos décadas después de que Zembic se lanzara a cumplir el extraño reto y con ello ganar la apuesta, este británico se niega a despojarse de sus pechos.
Zembic, un mago residente en el Estado de Nevada, se operó en 1996 y se comprometió a mantener sus prótesis durante un año, aunque más tarde optó por no retirárselos.
Tal y como narra hoy el rotativo «Daily Mail», Zembic considera que sus pechos artificiales forman ya parte de su vida y no ve por ello motivo por el que acudir de nuevo a quirófano. Tener pechos — cuenta el diario británico — ha hecho a este mago mucho más sensible a las necesidades femeninas y así lo confirma, de hecho, su adolescente hija de 13 años: «Podría decirse que es como mi madre y mi padre al mismo tiempo», afirma. Además, hay algo más que hace que este británico no retire sus implantes, y es el miedo a cómo quedarán sus mamas una vez los médicos le retiren las prótesis: «Creo que sería horrible», asegura.