No todo era miriñaque y bonitos cuellos de chorreras…
A la mera mención de la Edad Media, a la imaginación comienzan inmediatamente a aparecer hermosas mujeres en trajes de lujo con sus nobles caballeros en los deliciosos banquetes y bailes de palacio, algunos incluso suspiran preguntándose por qué no nacieron en aquellos maravillosos momentos… ¡Pues cuidado con lo que sueñas!.
Hasta el siglo 19, estas costumbres brillaban, pero por sus terribles condiciones insalubres, como el vertido de fluidos a la calle y otras cosas por el estilo.
Dale un vistazo a la historia:
¡La ausencia de higiene fue responsabilidad de la Iglesia Católica!.
En el mundo antiguo, el aseo constituía casi un culto, se tienen referencias de que en los tiempos de la Roma antigua, había bastantes baños públicos… Pero con el advenimiento del cristianismo, todos los baños fueron cerrados inmediatamente por los “justos”, motivados por el hecho de que el desnudo era pecado, y la leña en esos momento era cara.
El hedor del cuerpo humano era amortiguado con perfumes persistentes…
Durante la Edad Media (siglos 15-16), la clase alta se tomaba un baño al menos una vez cada pocos meses, pero para el siglo 18 ya había desaparecido por completo.
Hay historias impactantes sobre el famoso Luis XIV.
El Rey “Sol” se bañó sólo un par de veces en su vida, y eso, sólo ante la insistencia de los médicos… Este procedimiento era tan desagradable para el monarca, que no quería tener nada que ver con el agua.
¡La falta de baños no molestaba absolutamente a nadie!.
Incluso en Versalles no había ni una sola letrina: Había largos pasillos cubiertos por unas cortinas pesadas detrás de las cuales todos podían defecar, incluso hoy en día se puede sentir el olor fétido en algunas áreas del palacio… Fue entonces cuando los perfumes adquirieron mayor popularidad, diseñados de una manera muy potente y duradera para lograr apagar el hedor de los cuerpos humanos.
Aseo medieval nivel: Los desechos eran enviados directamente a la calle.
Otro invento ese momento eran los sombreros de ala ancha que no eran un capricho de la moda, sino una necesidad, debido a la falta de alcantarillado, los deshechos humanos se vertían directamente desde la ventana… Y para protegerse la cara de tales sorpresas, se hicieron sombreros cada vez más amplios y abanicos decorados para espantar un poco la fetidez.
En el siglo 19 la gente se vio obligada: ¡A bañarse a la fuerza!.
En un libro de texto de medicina que se guardo hasta nuestros tiempos, en la descripción del Dr. E. Biltz, él se refiere acerca de la gente común y su relación con el baño de la siguiente manera:
“Hay personas que en verdad no se atreven a nadar en el río o a bañarse, porque nunca han estado en el agua en toda su vida, desde la infancia”.
Por desgracia, en la Edad Media el conocimiento de la medicina estaba en tan malas condiciones como la higiene… En el siglo 15 la gente creía que la causa de todos los trastornos mentales se debía a la supuesta “piedra de la locura” que se encontraba en la cabeza, por lo tanto, para “curarse” había que pasar por una craneotomía.