Todos sabemos que hay cosas que indiscutiblemente resultan atractivas para un hombre como un escote o una mirada insinuante, pero la verdad es que hay muchas más que no son tan evidentes… Así lo plantea la revista femina Woman’s Day, donde recopilaron varias cosas inesperadas que despiertan el interés masculino, según la ciencia.
Échales un vistazo:
1. La risa femenina.
María Sophocles, investigadora de la Universidad de Basel en Suiza y experta en relaciones de pareja, señala que los hombres insconcientemente se sienten atraídos por la risa de las mujeres posiblemente porque el sonido les recuerda el sexo y la intimidad.
2. Brazos largos y tonificados.
Investigadores de la Universidad de Nueva Gales del Sur en Sydney, Australia, realizaron un estudio en el que mostraron a un grupo de voluntarios videos de mujeres: Los hombres clasificaron consistentemente a los brazos largos entre los más atractivos, mientras que las piernas largas ni siquiera estaban en la lista.
La teoría detrás de los resultados es que los brazos largos pueden hacer que una mujer se vea más delgada, lo que indica que es altamente activa y da fuertes abrazos, según los autores.
3. El miedo.
Investigadores de la Universidad de Columbia Británica realizaron un estudio en el que reclutaron a un grupo de voluntarios, al que luego dividieron en dos grupos: Mientras uno de los equipos fue dejado en un puente muy firme y tranquilizador, el otro fue puesto en uno tembloroso y a 70 metros de altura.
Tras eso, enviaron una hermosa asistente que pidió a los dos grupos llenar una encuesta, quienes estaban en el precario puente dieron respuestas más subidas de tono y se sintieron más atraídos por la chica… Los autores creen que la sensación de sentirse amenazados está vinculada a la excitación en el cerebro, lo que puede haber estimulado a los hombres a esta reacción.
4. Color rojo.
En un estudio publicado en la revista académica Journal of Personality and Social Psychology, los investigadores instruyeron a un grupo de hombres a evaluar imágenes de mujeres que usaban ropa de distintos colores, los chicos consideraron más atractivas a las féminas vestidas de rojo.
Lo curioso, es que después vieron exactamente a las mismas mujeres pero usando otros colores, y de nuevo, eligieron a las vestidas de rojo… Los autores creen que el condicionamiento cultural, que asocia el rojo al amor y la pasión, puede influir en esta percepción. Pero también piensan que la biología puede tener algo que ver. El rostro de algunas primates hembra se pone más rojo antes de ovular, lo que atrae a los machos durante este tiempo más fértil ¡Algo similar podría pasar con el hombre!.
5. Caderas y muslos rellenos.
Un estudio de las universidades de Pittsburg y California, determinó que los hombres prefieren los muslos y caderas femeninas más rellenos, en lugar de delgados.
Según los autores del estudio, esto podría deberse a un tema evolutivo-biólogico, ya que cuando estas zonas son más voluptuosas es señal de que tienen más ácidos grasos omega 3, que luego pasan al bebé cuando la mujer queda embarazada… De hecho por lo mismo, se cree que las mujeres con caderas y muslos más amplios tienen bebés más inteligentes.
6. Ropa interior combinada.
La experta en relaciones de pareja April Masini, señala que a los hombres les excita ver una mujer con la ropa interior combinada no por un asunto visual, sino porque es señal de que la chica invirtió atención y energía en algo que nadie más que él verá.
7. Las mujeres que se parecen a ellos.
Un estudio publicado en la revista académica Journal of Marriage and Family, señala que los hombres suelen sentirse atraídos por mujeres con proporciones faciales similares a las suyas… Además, otras investigaciones también señalan que buscamos a personas similares a nosotros como pareja, tanto en el nivel de educación, edad o altura, como rasgos físicos, lo que se llama apareamiento selectivo.
La verdad es que los sondeos al respecto muestran que en realidad los polos opuestos no se atraen, y que las personas tienden a elegir compañeros de vida con un ADN similar, esto se explicaría porque inconscientemente queremos transmitir nuestro propio ADN y reflejarlo en las probabilidades de tener un hijo que se parezca a nosotros.