La zoofilia es una parafilia que consiste en la atracción sexual o incluso la realización del acto sexual entre un ser humano y otra especie animal. Las personas que sienten esta atracción sexual son llamados zoófilos.
En la historia ha habido casos realmente espeluznantes y perturbadores. Recopilamos ocho historias de zoofilia que ponen los pelos como escarpias.
Un hombre viola a un pony en un granero en Florida
Carlo Romero, de 31 años, terminó entre rejas por un caso espeluznante de zoofilia en Florida. Ocurrió en 2012. Él era granjero y un día fue pillado ‘in fraganti’ por su jefe sin camiseta y con los pantalones por los tobillos, retozándole su miembro sexual al trasero del pobre pony.
Carlo fue acusado de zoofilia y de crueldad animal, pero él declaró que no tuvo relaciones completas con Doodle y que simplemente le gustaba el roce de la piel del animal con la suya.
Un hombre viola a un pastor alemán en España (Valencia)
Un hombre de 65 años fue imputado por un presunto delito de maltrato animal tras ser sorprendido practicando sexo con su perra en un piso de Torrente (Valencia). Fue una vecina la que llamó al teléfono de emergencias 112 para alertar de los hechos.
Los hechos ocurrieron en 2010. La mujer subía por las escaleras del edificio donde reside para entrar en su casa, y vio a través de una ventana -del patio de luces- cómo un individuo penetraba al can, un pastor alemán, dentro de una vivienda de la finca.
Una patrulla de Policía se personó en el lugar. Los agentes se quedaron perplejos cuando abrieron y vieron el individuo desnudo.
Un hombre viola a un pato en Turquía:
Un matrimonio turco descubrió con pavor que su yerno había violado al pato de la familia en su casa de la región de Bursa. Al parecer, el hombre se alojó una noche en casa de sus suegros y a la mañana siguiente el pato tenía dificultades para caminar. Cuando el matrimonio revisó el lecho de su yerno, encontró plumas y restos de sangre.
Posteriormente, una revisión veterinaria confirmó que el animal sufría daños severos en los intestinos.
El acusado, de 50 años, dijo que todo eran calumnias, si bien las pruebas fueron concluyentes.
Ladrones violadores de ovejas:
En agosto de 2010, unos individuos robaron 30 ovejas que pastaban en el Vall de Sant Daniel (Girona). Al pastor le enviaron un vídeo al día siguiente en el que aparecían violando a una de ellas. ¡Qué tipos más desalmados!
Un hombre, penetrado por un caballo en EEUU:
En 2005 un tal Kenneth Pinyan estuvo a punto de morir tras la peritonitis que le causó una lesión en el colon que le produjo un caballo durante una penetración anal. Sobre ésta y otras historias similares de zoofilia ocurridas en zoos de EEUU se grabó un documental completamente perturbador.
Un estudiante con una oveja en California:
Un estudiante estadounidense de 23 años fue pillado ‘in fraganti’ en un establo de la ciudad de Fresno (California) manteniendo relaciones sexuales con una oveja.
Según publicó en su día el diario local ‘NY Daily News’, otro estudiante que paseaba por la zona escuchó unos sonidos extraños que venían del establo y decidió llamar a la Policía. Los agentes llegaron al lugar de los hechos en sólo unos minutos y encontraron al estudiante con los pantalones bajados.
Él intentó justificar a la Policía que se desplazó al establo porque “estaba luchando contra una vaca” que le había llevado por delante. Para su desgracia, en el establo no había ninguna vaca.
Zikoo, el violador de serpientes:
Circula por internet una leyenda que no sabemos si es cierta por el grado de aberración que contiene. Un tal ‘Zikoo’, muy asiduo a portales web de relatos eróticos, llegó a escribir que disfrutaba penetrando serpientes para luego matarlas.
Según este tipo, que obviamente usaba pseudónimo para no ser reconocido, si se decapitaba a la serpiente mientras era penetrada, su estado rígido comprimía el pene hasta tal punto que el orgasmo estaba asegurado.
Una mujer, condenada a la horca por ‘enamorarse’ de su perro:
Hace casi 500 años, una joven francesa llamada Claudine de Culam fue sentenciada a la horca y quemada viva junto a su perro con el que tuvo relaciones sexuales desde que era niña. Claudine llegó a decir con 16 años que ella y su perro estaban enamorados y que mantener sexo con él le hacía sentirse viva.