La terrible historia de Geraldine: “Avisen a mi esposo cuando encuentren mi cuerpo”

Geraldine hacía una excursión cuando salió de la ruta marcada por los guías del grupo, en el Sendero de los Apalaches, en EE.UU, para hacer sus necesidades. Se quedó atrás, nadie la esperó y perdieron su rastro sin que nadie volviera a verla nunca con vida. ¿Cómo se puede perder una persona irremisiblemente en un bosque de un país civilizado? Parece que aún es posible en pleno siglo XXI si es que te adentras en los gigantescos bosques estadounidenes sin medios tecnológicos o planos. O si los primeros, como fue el caso fallan irremisiblemente.

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La mujer había empezado el recorrido con una amiga, Jane Lee, pero esta tuvo una emergencia familiar y lo interrumpió. Largay decidió continuar sola.

No podía llevar las mochilas pesadas necesarias para un viaje de larga duración, por lo que su marido siguió a las dos mujeres en auto para alcanzarles los suministros o llevarlas a un motel para descansar o tomar una ducha. El 23 de julio tenía previsto encontrarse con su esposo pero nunca acudió. El hombre denunció su desaparición a la mañana siguiente.

Así las cosas, durante el medio mes estuvo perdida y sobreviviendo con los justo, Geraldine escribió un diario contra el miedo y la soledad hasta que murió.

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Estaba tan perdida que las posibilidades de que saliera airosa eran escasas, como ella misma escribía en su diario de muerte. “Cuando encuentren mi cuerpo por favor llamen a mi marido George y a mi hija Kerry. Será la mayor expresión de bondad que ellos sepan que estoy muerta y dónde me encontraron. No importa cuántos años pasan a partir de ahora. Por favor, tengan la amabilidad de enviar por correo los contenidos de esta bolsa a uno de ellos”, dejó escrito Largay en una de sus últimas entradas del diario encontrado con posterioridad.

Nuestra protagonista se perdió en julio de 2013. Su cuerpo fue encontrado más de dos años después, en una bolsa de dormir dentro de una tienda de campaña cerrada. Y su historia ase ha conocido ahora. Los investigadores publicaron esta semana documentos y fotografías relacionados con el caso. Los textos y las entradas del diario revelan que Largay, de 66 años, estuvo viva durante casi un mes después de su desaparición.

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Largay intentó el 22 de julio enviarle un mensaje de texto a su marido con la última gota de batería que quedaba en su móvil. El hombre debía encontrarse con ella en ciertos puntos a lo largo de los casi 3.450 kilómetros del sendero. El mensaje era un SOS en toda regla para obtener ayuda del Club de las Montañas Apalaches, pero tampoco había cobertura.

Aquel texto encontrado ahora en su aparato decía:  “En problemas. Salí del sendero para ir al baño. Ahora me he perdido. Puedes llamar a AMC para ver si un funcionario me puede ayudar. En algún lugar al norte de la vía del bosque. Xox”. Largay se dirigió al oeste y siguió tratando de enviar el mensaje y encontrar cobertura. Diez intentos más, el último a las 12:25 p.m.

Entre sus propiedades se hallaron pasta de dientes, polvos de talco, un botiquín de primeros auxilios, soga, un lápiz y un bolígrafo y un mapa de papel de los senderos. Además de su teléfono celular.

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La mujer perdida intentó establecer un campamento y tomar las cosas con calma a más de 10 kilómetros de la ruta expedicionaria. Tenía un poco de comida, agua y suministros para acampar.

Las autoridades enviaron helicópteros, caballos y hasta 130 voluntarios a peinar decenas de kilómetros. La búsqueda fue intensa pero infructuosa, y los esfuerzos de rescate se redujeron a inicios del mes siguiente.

En octubre de 2015, un contratista que examinaba el área forestal propiedad de la Marina de los EEUU halló su tienda de campaña con sus restos adentro. El médico forense determinó que murió de hambre.