Para todos nosotros, que hemos vivido rodeados de los entrañables personajes de Disney, soñado con ir a Disneyworld en algún momento y jugado con cualquiera de los juguetes, esto es un duro golpe: un nuevo estudio demuestra que intentar emular a tu princesa Disney favorita cuando eras pequeño podría haberte afectado muy negativamente, de acuerdo con un nuevo estudio
Investigadores de la Universidad Bringham Young, han demostrado que uno de los principales atractivos de la factoría Disney, su mundo de princesas, fomentaría la distinción de géneros entre los niños. Este tema, muy candente y sujeto a investigación, estaría relacionado por ejemplo con vestir a las niñas de rosa y a los niños de azul; o las niñas jugando con muñecas y los niños con coches. El estudio, publicado en el diario Child Development, examina el nivel de interactuación entre los niños y los productos relacionados con las princesas Disney (videos, libros, muñecas, disfraces, etc.) y su relación con el comportamiento de los niños. 198 participantes tomaron parte en el experimento. Los niños fueron examinados dos veces durante un año. Los datos analizados consistían, además de en las respuestas de los niños, en el análisis realizado a padres y profesores.
Los resultados revelaron que relacionarse con el mundo de las princesas Disney detonaba un comportamiento más típicamente femenino un año después, para niños y niñas. Además, influenciaba en la autoestima de los niños y en cómo se aceptaban a sí mismos posteriormente.
El problema que también notaron fue el hecho que las niñas se perdían experiencias que no son típicamente femeninas o culturalmente intencionadas solo para chicos. Las princesas, después de todo, se enamoran y buscan ser rescatadas.
En una entrevista, la profesora Sarah M. Coyne afirmó que: “Creo que los padres consideran que la cultura de las princesas Disney es segura. Esto es lo que oímos una y otra vez: es segura. Sin embargo, si vamos saltar de lleno en ella, los padres deberían considerar el impacto de esta cultura a largo plazo”.
Coyne también afirma que el mundo de las princesas Disney podría afectar a cómo las niñas se ven a sí mismas y a sus cuerpos: “Las princesas Disney representan uno de los primeros ejemplos del ideal de la delgadez”, afirma, “Como mujeres, tenemos esta idea presente durante toda la vida y comienza con las princesas Disney con tres o cuatro años”.
Sin embargo, y a pesar de los resultados, no incitan a la prohibición de éste material. Padres y profesores deberían animar a los niños a escoger actividades que no estén culturalmente determinadas por el género sexual.
Esta no es la primera vez que se ha cuestionado el impacto de Disney en los niños, y quizá sea por eso por lo que el gigante de animación infantil ha dado un giro en sus historias en los últimos diez años, con ejemplos como Mérida, Tiana o las hermanas Elsa y Anna.