¡Su dieta era de 4,000 calorías diarias!.

Comía papas fritas y hamburguesas todos los días, dueña de una vida de excesos alimenticios, Lyndsey Hoover cumplió la mayoría de edad en Estados Unidos pesando 150 kilos… El pronóstico era complejo y para ella, su obesidad no solo era un problema de estética y seguridad personal, sino también un asunto de salud que la tenía al borde de la diabetes y con intensos dolores de espalda. Sentía que se podía morir en cualquier minuto y eso la mantenía constantemente asustada.

Vivió inmersa en esa realidad durante años y siguiendo una dieta de más de 4000 calorías diarias, la situación se hacía insostenible, hasta que para el día de su cumpleaños, mientras regresaba de un vuelo en avión, notó que el cinturón de seguridad en el asiento no cruzaba de un lado a otro por sobre su cintura… Entonces, decidió hacer algo.

Échale un vistazo:

“Siempre había tenido sobrepeso pero en mi cumpleaños 21 sentí que mi vida se acababa”.

“Siempre me imaginé celebrando con amigos pero no había nada que celebrar. No podía ir a los shows porque no cabía en los asientos, no podía ir a los restaurantes bonitos porque era demasiado grande para entrar en los puestos. Ser talla 30(UK- 60 América Latina aprox-) significaba que sólo podía comprar en dos tiendas y yo era la talla más grande en el colgador”.

Habló con un doctor y, sin pensarlo 2 veces…

Decidió que se sometería a una cirugía de bypass gástrico: La intervención médica prometía ayudarla a bajar de peso, sin embargo, no haría todo por ella; Lyndsey debió reducir su dieta diaria de 4,000 calorías a tan solo 700, además de iniciar un plan de ejercicio constante y estricto.

¡Los resultados no tardaron en aparecer!.

Ya en los primeros meses comenzó a bajar de peso y en cosa de 2 años, increíblemente, se había sacado 90 kilos de encima. Era otra persona, es otra persona… Protagonista de una verdadera transformación, Lyndsey cuenta que a pesar de el estado en que se encontraba anteriormente.

Hubo un hombre que se fijó en ella y hasta decidieron casarse.

“Mi marido, Randy, de 25 años, se casó conmigo cuando estaba más ‘gorda’, siempre me vio de manera diferente y nunca se dio cuenta de lo grande que era realmente. Mi dieta se componía de comida rápida y bebía tres litros de Coca Cola todos los días, yo era adicta y podía fácilmente comer 4.000 calorías al día. Pero mi peso estaba teniendo graves efectos sobre mi salud, yo era pre-diabética y sufría de dolor de espalda severo”, señala la joven que hoy tiene 23 años.

Pero el exceso de piel no se lo quitaría ni la dieta ni el ejercicio…

Entonces se sometió a una cirugía estética de levantamiento e implantes mamarios: Así, finalmente, cumplió el sueño que siempre había querido y hasta se dio el tiempo para ver si cabía al interior de una sola pierna de sus pantalones antiguos.

“Estoy muy orgullosa de mi transformación”, cuenta Lyndsey. “Ahora siento que estoy viviendo la vida que siempre soñé. Puedo usar un bikini y no me siento como que tengo que inventar excusas sobre cómo me veo de gorda, o cómo se ve mi exceso de piel, por fin puedo mirar en el espejo y ver una mujer hermosa devolviendo la mirada”.

Este cambio es sin duda, resultado de una decisión tomada con esfuerzo y perseverancia.

¿Qué opinas tú?.