Desde excremento hasta sabanas manchadas con el periodo, son sólo algunos de los regalos que dejan algunos ciudadanos que van a calmar las ganas a los moteles de la ciudad… En medio de cuartos, sábanas blancas y jabón chiquito, se mueven los trabajadores de estos sitios que al parecer ya se acostumbraron a trabajar a diario al ritmo de docenas de gritos y gemidos.
Algunos que disfrutan de los sonidos y pasan las noches aburridas comparando el nivel de calentura de los clientes, unos han participado activamente de los juegos sexuales de los clientes y otros han sido víctimas de propuestas indecentes por parte de parejas osadas que los han invitado hasta hacer tríos.
1. Patricia: “me invitaron a hacer un trío“
2. Elvira “llegó la esposa a buscar al marido y se armó un alboroto”
3. Rosa: “le gritó a la esposa que estaba con la moza”
4. Marlen: “vienen parejas demasiado disparejas”
5. Tatiana: “se están comiendo frente a uno en el ascensor”
6. Andrés: “me gusta subir a escuchar los gemidos”
Estos son algunos de los héroes de los moteles y los encargados de atender, llevar hasta los cuartos, limpiar y hasta asesorar a los moteleros de la ciudad de Bogotá en Colombia.
Vía: Shock