Entre la década de 1920 y 1950 los abortos eran un “control de natalidad” en Hollywood, según el testimonio de una actriz anónima que consignó la revista Vanity Fair y el de muchos célebres biógrafos.
En el viejo Hollywood, hombres poderosos que movían grandes productoras de cine, tomaban decisiones sobre el cuerpo de las mujeres que trabajaban para ellos y los hacían amasar exorbitantes fortunas.
Según relata el magazine, entonces los abortos eran la oportunidad de mantener la figura de las actrices de moda, que eran el centro de atención.
“Estos hombres y mujeres -nuevos ricos- no sabían cómo controlar su dinero, sus cuerpos, sus vidas o el gasto, deleitándose en exceso”, señala Anne Helen Petersen, autora de escándalos del Hollywood clásico. De acuerdo a la escritora, en el antiguo Hollywood, las it girls, se libraron de su destino como dueñas de casa y por primera vez, ganaron grandes ingresos que podían gastar en lo que sea y con quien quisieran. Sin embargo, no podían decidir sobre sus cuerpos.
En este sentido, los estudios buscaban fórmulas para evitar que las estrellas destruyeran su imagen con escándalos. Fue así como en 1922, William H. Hays introdujo “cláusulas de moralidad” obligatorias en los contratos de celebridades, donde se señalaba que un embarazo no deseado no sólo traería vergüenza a la industria sino que violaría las políticas del estudio. “Era una suposición común que las estrellas glamorosas no serían populares si tenían hijos”, afirma Cari Beauchamp en su libro sobre las mujeres poderosas del viejo Hollywood viejo, Without Lying Down.
Se cree que estas cláusulas también prohibieron el matrimonio para algunas actrices. Petersen dice que había rumores de que la “bomba sexy” Jean Harlow no podía casarse con William Powell porque “MGM había escrito una cláusula en su contrato que no le permitía casarse”.
Cuando Harlow quedó embarazada durante el romance, llamó a su agente de publicidad en MGM, Howard Strickling, en estado de pánico. Poco después -según EJ Fleming, autor de The Fixers: Eddie Mannix, Howard Strickling and the MGM Publicity Machine– Jean “entró al Hospital Good Shepherd para “descansar un poco”. “Ella fue vista solamente por sus médicos y enfermeros privados en la habitación 826, la misma habitación que había ocupado el año anterior por una ‘apendicectomía’“, escribió Fleming, dando a entender que en ese recinto se dio por terminado el embarazo de la rubia.
De acuerdo al biógrafo Lee Israel, en la década de 1930, la actriz Tallulah Bankhead también se le practicó un aborto “al igual que otras mujeres de ondas permanentes”.
Asimismo, en 1935 cuando la cantante y actriz Jeanette McDonald quedó embarazada, el jefe del estudio MGM, Louis B. Mayer, le dijo a Strickling que había que “deshacerse del problema”. Muy pronto McDonald se registró en un hospital con una “infección de oído”, según Fleming.
En 1931 la estrella Joan Crawford estaba distanciada de su marido Douglas Fairbanks Jr., quedó embarazada de su amante Clark Gable. Otra vez , Strickling arregló por un aborto. En lugar de revelar la verdad a su esposo, Crawford le dijo que durante el rodaje de una de sus películas en la isla de Catalina, se cayó en la cubierta de un barco y perdió el bebé.
Otro caso es el de Bette Davis, conocida rival de Crawford, quien también eligió “voluntariamente” hacerse un aborto por el bien de su carrera. Davis mantenía a su familia entera, su madre, su hermana y su marido, Harmon Nelson, con quien se casó en 1932. Ella le dijo a su biógrafo Charlotte Chandler que si hubiera tenido un hijo en 1934 habría “perdido el papel más importante en su vida”, el de Mildred en Of Human Bondage, que le valió su primera nominación al Oscar. Más tarde en la vida, Davis tuvo tres hijos.
Los estudios MGM tenían todo tipo de cláusulas que castigaban a las estrellas que tenían bebés, dicen los biógrafos del Hollywood antiguo. Así lo afirma Jane Ellen Wayne en su libro Las chicas de oro de MGM, donde la actriz Ava Gardner dice que si hubiera tenido un hijo, le habrían quitado su sueldo. “Entonces, ¿cómo podría yo hacer una vida? Frank (Sinatra, quien fue su pareja) estaba en la ruina y mis futuras películas me iban a llevar por todo el mundo. No podía tener un bebé. MGM hizo todos los arreglos para que volara a Londres. Alguien del estudio estuvo conmigo todo el tiempo. El aborto fue en silencio, muy discreto”, dijo.
Una de las que más sufrió con estas políticas fue Judy Garland, famosa por interpretar a Dorothy en El mago de Oz. Ella luchó para mantener tanto su peso como su imagen ingenua, y nunca fue libre de tomar sus propias decisiones.
“Casadas o no, las chicas MGM mantuvieron su imagen virginal”, dice Wayne, quien afirma que esto fue especialmente cierto en Garland. En 1941, a los 19 años, se casó con el director de orquesta David Rose sin la aprobación de MGM, y en 24 horas se le ordenó volver al trabajo. Cuando se quedó embarazada, su madre Ethel, en connivencia con el estudio, arreglaron un aborto para Garland, porque el público “la amaba como una niña, no como una madre”.
Luego, en 1943, Garland se quedó embarazada de su romance con Tyrone Power, y nuevamente Strickling preparó todo para que le hicieran un aborto. Se cree que estos incidentes afectaron psicológicamente a Garland, derivando en graves problemas. Recordemos que la actriz murió años más tarde debido a una sobredosis de barbitúricos.
El mismo amante de Garland, Tyrone Power, también habría embarazado a Lana Turner y una vez más, Strickling arregló un aborto. El procedimiento se llevó a cabo sin anestesia, en su cama de hotel. Su madre le tapó la boca con la mano para ahogar sus gritos. Una semana después, la actriz estaba de vuelta en el set filmando Ziegfeld Girl.
Como ves, en el apogeo del viejo Hollywood, las mujeres más deseadas y “poderosas”, no tenía derecho a elegir cuando se trataba de sus cuerpos. Aunque ya han pasado mucho años y estas prácticas han quedado en el pasado, en algunas partes del mundo todavía muchos deciden sobre lo que las mujeres deben y no deben hacer con sus vidas.