Gunnar Bentz, Jack Conger y Ryan Lochte se han visto envueltos en un gran escándalo después de asegurar que habían sido víctimas de unos ladrones armados. Lochte logró salir del país antes de que la situación empeorara, pero esa no fue la suerte de Bentz y Conger, quienes fueron retenidos y obligados a bajar de su avión el día miércoles 17 de agosto de 2016 cuando se disponían a abandonar el país.
Las autoridades brasileñas argumentaron que debido a que eran víctimas en el caso, era necesario que los deportistas testificaran antes de dejar el país.
Todo comenzó con el relato de los tres deportistas a Associated Press, donde aseguraron que el día domingo por la mañana, cuando volvían a la villa olímpica en taxi, fueron abordados por sujetos que parecían ser policías. Según ellos, los hombres resultaron ser ladrones armados que los obligaron a entregar todos sus objetos de valor mientras los apuntaban con pistolas.
Sin embargo, las autoridades brasileñas insistían en que no había suficiente evidencia para demostrar que realmente había sido un robo y que sus testimonios no eran claros.
Fue allí cuando las autoridades llamaron a Bentz y a Conger a testificar, pero los deportistas no se presentaron. La policía se dio cuenta de que los deportistas habían embarcado y tomaron la decisión de retenerlos. Lochte alcanzó a salir del país justo a tiempo, ya que un juez dictaminó que él también debería quedarse en Brasil hasta que todo se aclarara.
El problema comenzó cuando se filtró un video (e imágenes del video) en el que se ve a los tres deportistas entrando a la villa olímpica portando lo que parecen ser teléfonos y billeteras. Si realmente hubiesen sido asaltados, no deberían tener ninguno de esos objetos en sus manos.
Mientras tanto, Lochte, en Estados Unidos, seguía hablando sobre el tema y negándolo todo.
De hecho, le afirmó a Matt Lauer, de NBC, que inicialmente la policía brasileña había tenido una actitud “casual y amistosa” y que ni siquiera le habían hecho muchas preguntas. Su abogado, Jeff Ostrow, incluso le afirmó a CNN que el problema era que las autoridades brasileñas estaban avergonzadas de lo sucedido y por ello habían decidido culpar a los deportistas en vez de asumir su responsabilidad.
“Cuando te encuentras con un deportista estadounidense que dice que le sucedió algo que le pasa todos los días a la gente de ese país… Hace que [Brasil] quede mal parado”.
El Lochte negó de forma categórica que estuviese mintiendo.
“Nunca inventaría una historia como esta, los demás tampoco. De hecho, nos están haciendo quedar mal. Fuimos víctimas y estamos felices de estar a salvo”.
Pero el problema es que, realmente, sí estaban mintiendo y lo único real del asunto es que estaban ebrios.
Así lo demostró un video de la cámara de seguridad donde hicieron una parada, que muestra imágenes de los tres deportistas corriendo hacia el baño.
Fuentes anónimas le aseguraron al Daily Mail que los nadadores habían roto un retrete y se habían negado a pagar por los daños. También dijeron que habían destruido parte de la publicidad de las paredes y orinado sobre ellas.
Lo peor es que en el video se ve claramente que nunca fueron asaltados, lo que confirma que todo fue una extraña mentira para cubrir lo que habían hecho mientras estaban ebrios. Los nadadores Gunnar Bentz y Jack Conger terminaron confesando que todo había sido un invento un poco antes de que el video se hiciese público, lo que deja a Lochte como el gran mentiroso de la historia, opacando sus logros deportivos en estos JJ.OO.