Richard Brookshire no podía dar crédito a sus ojos. Pegado con una cinta adhesiva en su puerta, el mensaje era claro: “Es extremadamente grosero y desconsiderado gritar y pisar con fuerza en su apartamento hasta casi las 2 a.m.”, decía. “Una denuncia ha sido sometida a la administración del edificio. La próxima vez irá directamente a la policía. Por favor, aprenda a tener modales”.
Brookshire, gerente en un instituto para la formación de líderes, es también afroamericano. La noche anterior había estado hablando con un amigo que quería renunciar a su trabajo, sugiriéndole cómo escribir su carta al empleador.
De modo que no hubo fiesta ni escándalo en su apartamento en Manhattan, Nueva York, y si bien lo mortificó la queja injustificada de su vecino, el hombre de 29 años identificó lo que le molestaba más: la amenaza de ir a la policía por algo que podía haberse resuelto con un simple toque en su puerta.
De modo que Brookshire, quien ostenta un grado de Master en Administración Pública de la Universidad de Columbia, apeló a sus habilidades expresivas y le respondió al vecino:
“Yo, el inquilino del apartamento 6J, habiendo asegurado el alquiler de propiedad a través de las ganancias y el crédito que he ganado, no tengo ninguna obligación inherente o que indique expresamente que debo dar cabida a sus hipersensibilidades o las de su cónyuge, al ocupar mi casa.
Como uno de los únicos inquilinos de color que ocupa este edificio a la tasa de mercado, me resulta personalmente aberrante que haya esgrimido la amenaza de involucramiento de las autoridades por una infracción insignificante como la que ha anotado en su mal escrita y mal pensada correspondencia privada.
Como hombre negro, tomo esas acciones abiertas como una amenaza directa a mi bienestar físico y psicológico y como un acto de violencia sobre mí. Si siente la necesidad de amenazarme de nuevo, hágalo en persona para que lleguemos a una solución amigable”, agregó.
Brookshire publicó la nota en internet, donde rápidamente se volvió viral -incluso antes de llegar a su destinatario.
El diario The Washington Post habló con el vecino, identificado como David O., quien aseguró que no sabía que Brookshire era afroamericano.
“Sé que esto probablemente fue dictado por el tono de mi nota, pero por favor no me perciba como otro blanco de mente estrecha con miedo de cualquier cosa fuera de su pequeño mundo de blancos”, le escribió a Brookshire. “No tengo nada en común con estas personas y me gustaría hacer hincapié en (una vez más) que mi nota de ayer, grosero como fue, no era más que una respuesta a una perturbación tarde en la noche”.
David O. invitó a Brookshire a tocarle la puerta de la casa, de modo que está por ver si ambos vecinos llegarán a ser amigos después del publicitado incidente.
¿Y tú qué opinas?