El pasado 27 de abril, el adolescente Felix Alexander inició su día como cualquier otro: desayunó con sus padres, se despidió con un beso y dijo que partía a la escuela.
Sin embargo el muchacho de apenas 17 años cambiaría el rumbo hasta las líneas del tren cerca de su casa en Worcester (Inglaterra), donde decidió acabar con su vida.
La investigación descubrió que Felix se había suicidado luego de sufrir acoso escolar desde los 10 años, que comenzó por una razón tan ridícula como cruel.
Cuando sus compañeros se enteraron de que Felix, entonces de 10 años, no tenía permitido jugar el videojuego de guerra “Call of Duty” (apto para mayores de 18), lo empezaron a molestar. Primero le empezaron a decir “niñita” como insulto y, luego, lo acosaron en línea a través de la página de preguntas Ask.fm.
Ask.fm es una página donde anónimos pueden dejar comentarios o preguntas y se ha usado como plataforma para el acoso anteriormente, siendo relacionado con al menos 7 suicidios adolescentes (contando el de Felix).
A pesar de que se cambió de escuela, el abuso no se detuvo y no fue capaz de seguir enfrentando la situación.
Poco más de cinco meses después, su madre, Lucy Alexander, busca comenzar una conversación con sus profesores, compañeros, otros padres y con el resto del mundo. Para ellos, ha escrito una carta abierta que se ha viralizado y puedes leer a continuación:
“El 27 de Abril del 2016, nuestro hermoso hijo de 17 años acabó con su vida. Decidió hacer esto porque pensó que ya no podría ser feliz. Su confianza y autoestima se habían ido deteriorando por el largo tiempo que experimentó abuso en su educación secundaria. Lo que comenzó con aislamiento y falta de consideración, a través de los años y con las facilidades que les dieron las redes sociales, se volvió cruel y abrumador: gente que ni siquiera conocía a Felix lo acosaba en línea.
Descubrió que no podía hacer y mantener amigos siendo la personas “más odiada” en la escuela. Su desempeño escolar bajó y cada día le tomaba un increíble esfuerzo. Se cambió de escuela en sexto año, algo que no había considerado antes, ya que incluso con lo miserable que se sentía, le aterrorizaba lo que no conocía y estaba seguro, porque sentía no valer nada, que una escuela diferente no cambiaría nada. Hizo amigos en su escuela nueva y sus profesores lo consideraron inteligente, amable y una gran persona, pero estaba tan dañado por el abuso, el aislamiento y la crueldad que experimentaba que no era capaz de ver a la gente que de verdad le quería.
Escribo esta carta no para dar pena, sino porque hay tantos niños como Felix que están sufriendo. Escribo para rogarles a los niños que sean considerados SIEMPRE y nunca dejen pasar un acto de abuso. Sean la persona que se enfrenta a la crueldad. (…) Me han dicho que mucha gente piensa que ‘todos dicen cosas que no creen en las redes sociales’. La crueldad se toma como ‘juego’ y como no ven directamente el efecto de sus palabras, piensan que no hay ninguno. (…) No todos los niños participan en abuso en línea, pero muchos son culpables de dejar que otros lo hagan. Lo hacen al no decirle a nadie, al no apoyar u ofrecer su amistad al niño siendo atacado, lo que justifica la actitud del abusador.
Finalmente, hago un llamado a los padres. Por favor fíjense en lo que hacen sus hijos en línea. Fíjense en qué plataformas sociales están y asegúrense de que su uso sea apropiado y amable. No nos gusta pensar que NUESTROS hijos puedan ser responsables de tal crueldad contra otro niño, pero me han sorprendido los “amables” niños que fueron responsables del sufrimiento de Felix. Incluso si sólo dicen algo horrible una vez, no serán los únicos que dirán algo esa semana. Los chats grupales pueden ser un particular problema por lo rápido que se vuelve un festival de odio.
Es muy fácil decir ‘¿Pero por qué no los bloquea?’ o ‘¡No tiene que leerlo!’. Esta es la forma en la gente joven se comunica. En muchas ocasiones le quitamos a Felix el acceso a las redes sociales por la angustia que le causaba, pero eso sólo lo aislaba más y sentía que le estábamos castigando, no protegiendo.”
Su familia, a pesar de la tragedia, se ha enfocado en reunir fondos para la organización británica de salud mental Place2Be, que se encuentra trabajando en protocolos para enfrentar el bullying en línea. Todos podemos ayudar, ya sea contribuyendo en organizaciones locales o simplemente educando a nuestros hijos para que no sean víctimas ni victimarios de esta horrible práctica.