¿Alguna vez has andado por las calles y te has sentido observado? O peor aún, ¿has tenido esa incómoda sospecha de que tu comportamiento y movimientos están siendo controlados? Ciertamente, la mayor parte del tiempo este “sentido arácnido” no pasa de mera superstición.
1 – Falsas cámaras de seguridad.
Montar un centro de video vigilancia no es nada barato, por lo que algunas ciudades optan por combinar cámaras reales con cámaras falsas para prevenir los delitos en lugares públicos. La decepción viene cuando se descubre que la cámara que debería haber filmado todo no es más que una carcasa metálica.
2 – Bancos con formas extrañas.
No, no se trata de que el paisaje urbano adquiera un toque “modernista”. Esta clase de bancos tiene el sencillo propósito de que las personas no se sientan cómodas en ellos. Como lo acabas de leer – al menos, que no se sienten durante demasiado tiempo. Son incómodos a propósito para que las personas no se sienten durante largos periodos de tiempo o los utilicen para otros fines, como el ambulantaje.
3 – Bancas con descanso para los brazos.
Esos “reposa brazos” no tienen como finalidad principal tu comodidad, están ahí para prevenir que los indigentes tomen las bancas públicas como sus camas particulares.
4 – Basureros públicos con aberturas pequeñas.
Se diseñan de esta forma para evitar que los transeúntes o vecinos arrojen cosas demasiado grandes y las llenen en poco tiempo, forzando así a las personas a utilizar sus propios medios para deshacerse de los residuos de gran tamaño.
5 – Trozos de metal colocados aleatoriamente en las superficies.
Este tipo de instalaciones, que a simple vista parecen aleatorias y sin razón, tienen mucho sentido e intención. A través de estas barras de metal se evita la práctica del skate, que en muchas ciudades es considerada una práctica nociva.
6 – Puentes bajos.
Seguramente te habrás encontrado con un puente muy bajo en cierta ocasión, y pensaste “que tontería hacer un puente tan bajo”. Estos puentes con poca altura tienen, como todo lo que mostramos antes, propósitos bien definidos: evitar que camiones, maquinaria pesada o vehículos muy altos circulen por determinadas áreas de la ciudad.
7 – Edificios con las luces encendidas.
“Que injusticia, todavía hay gente trabajando a estas horas”. Puede que así sea en algunas empresas, pero también hay otra razón. Algunas ciudades solicitan que determinadas habitaciones, especialmente aquellas con ventanas grandes y situadas al frente de la calle, se mantengan con las luces encendidas. Una vez más, esto sirve para prevenir la práctica de delitos, pues sugiere al delincuente la posibilidad de que lo están observando.
8 – Luces azules en baños públicos.
Es una práctica de iluminación que viene en aumento, y la intención es que los usuarios de drogas inyectables, como la heroína, no puedan encontrar la vena para inyectarse.
9 – Pirámides, ondulaciones y adoquines bajo puentes y otros lugares.
Una medida simple y eficaz de tolerancia cero contra los indigentes que construyen sus albergues particulares bajo los puentes, viaductos o cualquier otro lugar donde no sean bienvenidos.
10 – Postes revestidos.
Debido a la cantidad ridícula de propaganda que suele colocarse sobre los postes, muchas ciudades han empezado a revestirlos con un material que impide la adherencia de estos anuncios.
11 – Patrullas vacías.
Hay ciudades que pueden darse el lujo de tener patrullas de sobra, y en estos lugares es común que estacionen esas patrullas sobrantes en puntos estratégicos para, una vez más, comunicar esa sensación de que estás siendo vigilado e inhibir la práctica del delito, especialmente las faltas de tránsito.