“Los tampones no deberían ser gratis. Yo no me orino en cualquier parte ni espero que me regalen servilletas por eso”, comentó un tipo.
Es un tema delicado, sin lugar a dudas. Por eso es que muchas veces las personas prefieren omitirlo y hacer caso omiso a todo aquello que lo rodea. Sin embargo, la menstruación es algo tan cotidiano -aunque no por eso agradable- para las mujeres, que el hecho de que algunos lo miren con una cuota de pudor es altamente curioso.
Por esa razón, una actriz londinense llamada Amina Maz se hartó de todos los tabúes que acompañan a la menstruación y decidió que llevaría a cabo un experimento social en pleno centro de la capital inglesa.
¿En qué consistió?
Pues, utilizó líquido rojo similar a la sangre, una falda corta, y su personalidad extrovertida que fue suficiente para protagonizar este insólito pero revelador experimento.
En las imágenes, se aprecia cómo la mujer camina por las calles pidiendo un tampón a todo aquel que se le cruzara. Las personas no prestan mucha atención porque, en efecto, la pregunta es un poco curiosa. Sin embargo, no pasan muchos minutos hasta que la joven comienza a expresar dolor y desesperación. Luego de eso, una verdadera “explosión de sangre” se detona al interior de su falda. Los transeúntes no pueden creerlo.
“¡Está en sus días!”, señalan mientras observan la situación. Algunos confundidos, otros incrédulos, otros con repudio. Lo que ellos no sabían, era que la mujer estaba realizando esta prueba justamente para ver cómo reaccionaría la gente ante un evento así.
¿Los resultados?
Velos tú mismo.
Finalmente, tras ser publicado en las redes sociales, mucha gente tuvo palabras para referirse a los hechos.
Un usuario en particular, señaló su rechazo ante la petición de la mujer.
“Paga por tus propios tampones si no puedes aguantarte y llegar a un baño. Yo no me orino en cualquier parte y espero que me den servilletas gratis”, publicó Ryan Williams en Twitter.
Algunos simpatizaron con él, mientras que otros estuvieron muy en desacuerdo y lo increparondiciendo que así no era cómo funcionaba el asunto.
En fin, hay tantas “verdades” como personas en este mundo.