Cuando piensas en el Trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH), quizás te imagines a un niño pequeño saltando frenéticamente en una sala de clases, negándose a poner atención o sentarse y metiéndose en gran cantidad de problemas.
Y podrías estar en lo correcto: el TDAH es un trastorno del comportamiento que afecta a niños, adolescentes y adultos. Los síntomas se manifiestan principalmente alrededor de los 12 años, pero muchos adultos nunca fueron diagnosticados por lo que, a través del tiempo, sus síntomas pueden evolucionar.
Por ejemplo, si un niño hiperactivo corre y salta sin parar, un adulto puede expresar ese mismo trastorno hablando rápido y de forma excesiva, o presentando una dificultad para relajarse.
Los adultos con TDAH y que no reciben tratamiento, tienen mayor riesgo de involucrarse en conductas peligrosas como abuso de sustancias, actividad criminal o relaciones poco sanas.
Estos son los principales síntomas, para que estés alerta y puedas atenderte a tiempo si los presentas:
1. Olvido e incapacidad de concentrarse
Perder y olvidar cosas (pertenencias, fechas importantes o eventos, por ejemplo) de forma crónica. Es normal olvidar cosas de vez en cuando, pero para las personas con TDAH esto es un problema que interfiere con su vida personal, social y laboral.
2. Dificultad para organizarse
Concentrarse en ordenar y organizar su vida y sus pertenencias es una tarea titánica para alguien con TDAH. Si para todo el mundo es complicado, para ellos es especialmente duro.
Se expresa en una casa o un auto desordenado, o en el constante olvido de la agenda diaria. Esto forma parte del mismo círculo vicioso que permite que tareas relevantes sean olvidadas y objetos importantes se pierdan.
3. Distracción constante y dificultad para estarse quieto
La hiperactividad en adultos se manifiesta en extremidades inquietas y nerviosas, manos que dan golpecitos o piernas en constante movimiento. También se puede notar en alguien que se distrae fácilmente y no puede seguir una conversación muy larga, por ejemplo.
4. Cambios de humor repentinos
Las personas con TDAH tienen dificultades para controlar sus sentimientos y frecuentemente manifiestan emociones muy profundas muy espontáneamente. Como resultado, pueden explotar de ira o deshacerse llorando frente a lo que parecería una pequeña provocación.
La irritabilidad, la impaciencia y la agresividad son comunes en personas con este trastorno, lo que puede complicar sus relaciones con amigos, familia y compañeros de trabajo.
5. Ansiedad
Las personas con TDAH pueden sufrir tanto ansiedad como depresión, y muchos no pueden relajarse incluso en ambientes seguros como su propia casa.
La ansiedad generalizada y otros trastornos ansiosos aparecen con mayor frecuencia en personas con TDAH que en individuos sanos. La ansiedad se manifiesta como preocupación excesiva, tensión e inseguridad.
6. Insomnio
Los trastornos del sueño pueden acompañar al TDAH, manifestándose en dificultad para conciliar el sueño, mantenerse dormidos o incluso dificultad para despertar y levantarse en la mañana.
El TDAH se puede manejar evitando comidas artificiales, alimentándose bien o practicando deportes, pero sobre todo con ayuda profesional.
Si presentas más de uno de estos síntomas y no puedes controlarlos por ti mismo, deberías consultar a un especialista.