Esta cinta de 1999 lanzó a la fama al actor infantil Haley Joel Osment.
En 1999 se estrenó en los cines de todo el mundo una película que provocó un fenómeno de público y de crítica gracias a su efectiva mezcla de drama, suspenso y terror: “Sexto Sentido”. La cinta, dirigida por el realizador norteamericano de origen indio M. Night Shyamalan, basó gran parte de su éxito en su original guión, el cual escondía un final inesperado y perfecto que redondeaba una óptima demostración de talento estético y narrativo.
La película, a grandes rasgos, presentaba al doctor Malcom Crowe, un conocido psicólogo infantil de Philadelphia, que tras recibir un disparo al principio de la película por un desequilibrado paciente al que no había podido ayudar, intentaba borrar su sentimiento de culpa ayudando al pequeño Cole Sear, un aterrorizado y confuso niño de ocho años que supuestamente necesitaba tratamiento psiquiátrico. Lo que el doctor Crowe descubría en la mitad de la cinta lo hacía cuestionar todas sus creencias, pues el pequeño tenía un terrible don sobrenatural: podía ver a los fantasmas de la gente fallecida: “Veo gente muerta. Y ellos no saben que están muertos”, le dice Cole al doctor Crowe, quien finalmente lograba ayudar a su joven paciente aconsejándole que, en vez de escapar de esos espíritus, intentara ayudar a esas almas en pena para que se fueran en paz al Más Allá. Sin embargo, lo que el psicólogo infantil descubría al final de la cinta no sólo lo descolocaba a él mismo sino que también a los espectadores que vieron por primera vez la película: él también estaba muerto.
La película, que tuvo 6 nominaciones a los Premios Oscar (incluyendo una nominación a mejor película y a mejor actor de reparto por el desempeño actoral del joven protagonista Haley Joel Osment, quien encarnó al pequeño Cole Sear), sería alabada por la crítica mundial, que la definió como “un thriller inquietante y sorprendente”, así como una “inteligente película de miedo, siempre entretenida y no poco inquietante (…) Film ambiguo, con un final de insospechada contundencia”.