Ella fue una asesina en serie con 11 años. Hoy, ya adulta, vive su vida de manera anónima

Conoce a Mary Bell, la niña que causó una gran conmoción en el Reino Unido.

A finales de los años 60 se conoció la escalofriante historia de Mary Bell, pero su final seguro que no te deja indiferente, una historia de muerte, violencia e incomprensión, que persigue a sus víctimas hasta el día de hoy; una historia que en el Reino Unido nadie puede olvidar.

En mayo de 1968, justo un día antes de que Mary cumpliese 11 años, la niña estranguló a un niño de cuatro años llamado Martin Brown en una casa abandonada, meses después, acabó con la vida de Brian Howe, de tres años… Pero, ¿qué podía llevar a una niña de apenas 11 años a cometer semejantes delitos?.

Echa un vistazo:

Nació en 1957 en la ciudad de Newcastle upon Tyne, Inglaterra.

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Su madre, Betty, era prostituta… Betty dejaba a Mary a su suerte mientras se iba a trabajar, a la ciudad escocesa de Glasgow, donde permanecía durante semanas; y la niña se quedaba sola en la casa, donde los clientes de la madre entraban a placer.

Sin padre conocido, se cree que pudo ser un delincuente llamado Billy Bell, que fue arrestado por robo a mano armada. El resto de su familia confirmó, en investigaciones posteriores, que sospechaban que Betty había intentado acabar con la vida de su hija en numerosas ocasiones (decían que la niña se caía de muros accidentalmente, o se atragantaba con pastillas siendo solo un bebé).

El 25 de mayo de 1968, Mary Bell y su amiga Norma Bell…

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Con la que no tenían relación de parentesco, secuestraron y asesinaron a Martin Brown, de cuatro años. Las niñas llevaron a Martin a una casa abandonada, donde lo estrangularon.

Unas semanas después, las niñas entraron en un orfanato y destrozaron todo lo que encontraron por delante. Dejaron notas para la policía, confesando el hecho de que habían matado a Martin “Yo he matado y voy a volver a hacerlo”, fue la misiva de la propia Mary. Sin embargo, la policía pensó que se trataba de una broma y no le dieron mayor importancia.

El 31 de julio de 1968, las niñas volvieron a atacar… En esta ocasión, ambas secuestraron y asesinaron a un niño de tres años, Brian Howe. El asesinato fue esta vez mucho más cruento: Mary estranguló al pequeño, pero también dedicó tiempo a mutilarlo con unas tijeras, dejándole además una marca… Después del crimen, cortaron una N (correspondiente a Norma- y una M-correspondiente a Mary), en el estómago y en la mano del niño. Además, también le cortaron sus genitales.

¡Las niñas fueron detenidas!.

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Pero pronto se vio que sus testimonios se contradecían: Mary relataba cómo habían sucedido las cosas con un realismo y seriedad escalofriantes, y mientras que Norma mantenía que ella no había tenido nada que ver con esos sucesos. No había pruebas que inculparan a ninguna de las dos con el asesinato de Martin, pero sí las había que las relacionara con Brian Howe.

Norma fue puesta en libertad tras mostrar pruebas que demostraron que ella intentó parar a Mary mientras estrangulaba al pequeño Brian, pero Mary fue condenada por dos delitos de homicidio involuntario, a pesar de la dureza de los crímenes, debido a su corta edad y a la evaluación psiquiátrica a la que fue sometida, en la que los especialistas confirmaron que la niña mostraba los signos típicos de una psicopatía.

Permaneció en la cárcel hasta que cumplió 23 años.

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Desde que fue puesta en libertad en 1980, Mary ha continuado su vida utilizando numerosos pseudónimos, en un intento de hacer una vida normal. En 1998, Mary decidió colaborar con la escritora Gitta Sereny en un libro de tintes autobiográficos, en el que Mary detalla el abuso que sufrió a manos de su madre y sus clientes.

Mary fue capaz de vivir en el anonimato hasta entonces, utilizando diversos pseudónimos y cambiando de dirección en cuanto alguien la identificaba, momento en que la prensa descubrió su paradero y comenzaron a acosarla. Mary, que ahora era madre (su hija nació en 1984, y no sabía nada del pasado de su madre hasta que se destapó de nuevo el escándalo en 1998), se enfrentó a ellos por la vía judicial y exigió que se le concediese el derecho a vivir una vida anónima.

En 2003, un juez le otorgó el derecho vivir en el anonimato.

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Derecho que se extendió a su hija, y posteriormente  a su nieto, durante el resto de sus vidas, fue tal la conmoción que causó la decisión judicial en el país, que otros presos comenzaron a solicitar los mismos derechos… La norma comenzó a conocerse como el “decreto Mary Bell”.

En una entrevista al Daily Mail, June Richardson, madre de Brian Howe, declaró: “Todo el mundo habla sobre ella, y ella mantiene que debe de ser protegida. Como víctimas, no tenemos el mismo derecho que los asesinos”.