En primer lugar, ¡¿por qué desde noviembre ya está todo adornado?! ¿Por qué?
1. Empieza como dos meses antes.
Típico que llegas a buscar adornos para Halloween y resulta que YA ES NAVIDAD. ¡¿Por queeeeeeé a mi?!
2. Muchos adornos son de mal gusto.
Los hay feos y los hay feísimos, punto. Lo peor: se quedan en nuestras casas hasta por ahí de marzo.
3. Los villancicos son las peores canciones en la historia de la humanidad.
Todo bien con ‘El Sol de México’, pero ¿qué tal su disco navideño? No, por favor.
4. Los intercambios de regalos siempre salen mal.
Sobre todo cuando son con gente desconocida a la que, obviamente, no sabes qué regalarle.
5. La gente muy entusiasta de Navidad, a veces va demasiado lejos.
Bueno, la verdad es que sus ocurrencias son de las pocas cosas que nos gustan de esta época.
6. Es inevitable engordar.
La comida es deliciosa (punto para la Navidad), pero entre posadas, fiestas en la oficina, cenas con los amigos y la familia, todos terminamos como Pikachu gordito.
7. Comprar es más costoso en estas fechas (Al igual que viajar).
Igualito que en El regalo prometido, las tiendas son un desmadre, todo está más caro y lo que buscas ya está agotado.
8. La gente no para de decirte que sientas el “espíritu navideño”.
“Perdón, estoy programado para no sentir nada en esta época”.
9. Santa Claus es un personaje muy creepy.
Perdón, pero puede llegar a ser muy perturbador.
10. Además, como ya estamos grandes, no nos trae regalos.
Lo único padre que tenía esta fecha, murió para nosotros.
11. Puedes pasar días enteros tratando de desenredar esto.
El conocimiento que obtuviste todo el año, mientras desenredabas tus audífonos, se pone a prueba en ese momento.
12. En las rifas de la fiesta de la oficina, nunca te ganas nada.
Y, bueno, haces desfiguros de los que te recuperas emocionalmente hasta primavera.
13. Nunca falta la tía que te etiqueta en una imagen de Piolín navideño.
Al lado de otras treinta y siete personas que no tienes idea de quién son.
14. En la tele pasan las mismas películas desde hace veinte años.
Y las vemos TODAS.
15. En la cena familiar, siempre llega el momento del interrogatorio.
¿Para qué nací?
16. Ya no puedes andar en pijama todas las vacaciones, porque ya eres grande.
Uy, y si ya trabajas, ni siquiera tienes vacaciones largas. 🙁
17. Lo peor de todo: al final sí terminas emocionándote.
Medio cantas un villancico, te emocionas con los regalos y abrazas a Santa Claus.
¡Estúpida Navidad!