La bruja de Blanca Nieves quería ser la más hermosa de todas y por eso buscaba matar a la chica, sin embargo, si se hubiese esperado unos años todo habría sido más fácil. Ahora no es necesario matar a nadie para cambiarse el look o ser “la más bonita”, basta con meterse a un quirófano y listo, sin embargo, la terrible idea de envejecer está plasmada en nuestro ADN desde siempre. Janet Horrocksy su hija son viva muestra de ello.
Horrocks, de 57 años, y su hija Jane Cunliffe, de 35, siempre tuvieron una perfecta relación pero desde que ella se divorció todo cambió.
Jane (izquierda) y Janet (derecha)
Cuenta Jane que su madre comenzó a obsesionarse con la idea de envejecer y se sometió a diferentes intervenciones para parecerse más a ella.
Ropa, look y hasta la mascota le copió.
Se operó los pechos, el rostro, bajó de talla e hizo todo lo posible para parecerse a su hija sin importar el costo. Según los cálculos, gastó unos 40 mil dólares en todo el asunto.
“Sentí que estaba perdiendo mi juventud, así que basé toda mi imagen en la de mi hija Jane porque es hermosa. Yo la creé y quería parecerme a ella, y claro, solo le di otros retoques a mi cuerpo para verme más joven”, comentó Janet.
Las cirugías las dejaron muy parecidas y todo el mundo pensaba que eran hermanas.
Por otro lado, Jane explicó que no se sentía cómoda con las comparaciones y mucho menos que su madre se viera más joven que ella. No por vanidad, sino por extrañeza. Sentía que su propia madre estaba tratando de suplantar su identidad, pero luego entendió que se trataba de un proceso complicado en su autoestima y decidió apoyarla.