Una tarde, en el patio de Suzanne Womac Edwards, ubicado en Monroe (Georgia, Estados Unidos), flotaba una esfera azul. Al verla, la mujer pensó que aquel globo de cuyo cordón colgaba un papel se trataba de otra carta para Santa Claus. Pero luego de leerla, sus ojos se llenaron de lágrimas.
Al leerla, la mujer rompió en llanto. “Papá: desearía que estuvieras aquí para así divertirnos juntos. Te deseo una Feliz Navidad. Espero que le digas a Dios que me dé estos regalos. Espero que seas feliz en el cielo. Si lo estás, cuéntame después. Te amo”.
Era la carta de Alejandro, un niño de siete años. En 2013, cuando tenía cuatro, le tocó presenciar la peor escena: ver morir a tiros a su padre, el profesor en derecho Carlos Edmundo García-Herreros, durante un asalto en Cúcuta (Colombia).
Desde entonces, Alejandro y su madre, Yudy Katerine (quienes ahora viven en Oxford) recuerdan el fallecimiento de Carlos elevando algunos globos al cielo. En esta ocasión, el niño agregó a su globo una carta con una foto.
La carta viajó en el globo a lo largo de más de 20 millas (32 kilómetros), desde Oxford hasta el patio de Suzanne (foto), en Monroe, el pasado 6 de diciembre.
Conmovida, Suzanne se propuso encontrar al responsable y hacerle llegar un mensaje a través de las redes. “Un globo de helio flotaba en mi patio y aterrizó en mi corazón. Para Alexander, quiero que sepas que el cielo es un lugar fantástico y más increíble de lo que tú y yo podamos imaginar. Tu padre siempre te amará y estoy segura de que se siente orgulloso de ti”, escribió.
La publicación se hizo viral y llegó hasta un amigo de Yudy, en Oxford. Él las puso en comunicación y así fue como Suzanne conoció la historia de Alejandro y su padre. “¡La madre del niño me ha contactado! Estaba muy conmovida por mi publicación y le dio mi mensaje a su hijo, quien se sintió feliz de saber que su padre estaba bien”, escribió la mujer en Facebook, a manera de actualización de lo sucedido.
Emocionados con la noticia, y en un acto de bondad, los usuarios de las redes han contactado a Yudy para conocer su domicilio y hacerle llegar los regalos que Alejandro había pedido en su carta. “Es uno de los milagros de la vida”, contó la mujer al diario Daily Mail.
Alejandro vive en Oxford con su madre y su padrastro, Brian Swift (un estadounidense cuya primera esposa murió de cáncer), quien ahora ayuda al niño a mantener viva la memoria de su padre.