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Un grupo de hombres jóvenes de no más de 16 años de edad. Sentados en fila y con los pantalones bajados. Un grupo de chicas desnudas de cintura para abajo, que saltan de un chico a otro y que mantienen relaciones sexuales sin protección con ellos durante 30 segundos exactos. Una persona cronometra el tiempo y da la orden de cambiar de pareja. Pierde el chico que antes eyacule y gana la chica que consigue que lo haga.
Se llama ‘el muelle’ o la ‘ruleta sexual’ y es un peligroso divertimento que se está poniendo de moda en España. Según publica el diario El Mundo, incluso existen algunos vídeos en los que se pueden ver a adolescentes del extrarradio de Madrid practicándolo.
Más allá de consideraciones morales, el muelle es un juego que podría causar un tremendo daño, sobre todo porque se lleva a cabo sin ningún tipo de protección, por lo que las enfermedades de transmisión sexual podrían contagiarse de manera grupal, por no hablar de los embarazos no deseados.
En el mismo reportaje de El Mundo, una ginecóloga del hospital de La Paz de Madrid asegura que las enfermedades de transmisión sexual se han disparado en los adolescentes, un hecho que atribuye directamente a esta moda. “Eso lo hemos constatado y es alarmante en la unidad de adolescentes.
Hemos pasado de atender dos o tres casos al año a tener 10 menores en un trimestre. Una barbaridad”, asegura la doctora Pilar Lafuente. La lista de las enfermedades que pueden transmitirse de esta manera no es corta: el VIH, la Hepatitis C, la sífilis, la gonorrea, el Virus del Papiloma Humano (VPH)…
Los psicólogos tratan de encontrar una explicación a esta conducta. “Los adolescentes están empezando a normalizar este tipo de prácticas y crean una relación de desigualdad entre los niños y las niñas. Son ellas las que se suben encima, van girando. Ellos controlan la eyaculación, en ningún momento se piensa en el placer. Se lo toman como algo divertido, otro juego más, una práctica de poder. Las chicas se prestan a ello porque quieren demostrar estar más liberadas sexualmente. Y los chicos compiten entre ellos para ver quién es el más macho, el que más aguanta”, revela la psicóloga Ana Lombardía en el mismo reportaje.