¿Dónde estuviste? – Preguntó el marido a su mujer.
-Donde mi madre – contestó la mujer tranquilamente.
-¿De nuevo? – últimamente paras mucho en su casa – dijo un tanto molesto el hombre, ella sólo atinó a callar en respuesta.
– Te has vuelto muy sumisa, indiferente, antes no eras así…llevamos 5 años juntos, pero ahora me irrita tu comportamiento…, ¿Tal vez será mejor que me busque otra? – dijo el hombre con una sonrisa maliciosa.
– Como quieras – respondió la mujer sin alterarse, mientras servía la mesa.
Esta respuesta fue inesperada para él…
Se levantó irritado de la mesa y salió de casa, luego tomo el teléfono y marcó un número.
– ¡Hola, bebé! ¿Qué haces?.
– ¡Hola, corazón! Acabo de despertarme. Tengo muchas ganas de verte, – comento de manera dulce la mujer.
– Ya voy a tu casa bebé, ¿me preparas algo para comer? Estoy hambriento.
– Por supuesto. ¡Te espero!.
En su rostro se dibujo una sonrisa y se sentó en el auto…
Por el camino pasó por la florería y le compró un ramo de rosas rojas, sus preferidas… Al pasar por el cruce, el vio un accidente terrible. Un hombre había perdido una pierna, producto del accidente, y había una mujer que estaba a su lado.
Después de ver esta escena, se le ocurrió una idea. Giró rápidamente el carro en la siguiente calle y se fue al hospital donde trabajaba su amigo como cirujano.
Al entrar a su despacho…
Le pidió que lo ayudase con una cosa: – Mira, se me ha ocurrido una idea….Quiero hacerle una prueba a mi chica. ¿Me ayudas?.
Su amigo sonrió y lo miró confundido.
– ¿Tu tienes una chica aparte de tu esposa?.
–¡ Si! y la quiero.
– ¿La quieres? Antes tu decías que querías mucho a tu mujer…
– Esto fue hace tiempo. Desde entonces ella cambió mucho.
– Bueno, te voy a ayudar. Pero creo que tu esposa es una buena mujer, y tu simplemente dejaste de valorarla.
El hombre ignoró las palabras de su amigo.
¡Su amigo llamó por teléfono a su amante!.
– ¿Aló? Querido, ¿ya llegaste? – contestó la joven.
– Buenas. Le llamamos del hospital central. El dueño de este teléfono tuvo un accidente grave, su número fue el último a quien llamó.
– ¿Qué pasó? ¿Está vivo?.
– Sí, está vivo, pero por la seriedad de las heridas, tendremos que amputarle ambas piernas. ¿Usted puede venir a verlo?.
– Perdone, no puedo ir a verlo ahora, – contestó la mujer confusa. – Además solo es un conocido mío. Mejor llame a su esposa. En su teléfono debe estar el número. Y no me vuelva a llamar por favor.
Y la chica colgó el teléfono…
El hombre estaba al lado y había escuchado toda la conversación…
Estaba en estado de shock por la respuesta de su amante. Su amigo notó su dolor y propuso lo siguiente:
– Ya que se te ocurrió hacer esta prueba, ¿qué te parece si también llamamos a tu esposa?.
– No creo que ella venga tampoco, seguramente me dejara al igual que mi amante.
– Esto es lo que tú piensas, probemos, solo para saber su reacción.
– Bueno, hagamoslo.
El doctor llamó a su esposa…
– ¡Hola, Diana!.
– ¡Hola, Luis!.
– Ha sucedido algo, pero no te asustes, José tuvo un accidente.
– ¿Está vivo? ¿Qué le pasó? – preguntó la mujer preocupada.
– Está vivo, pero en mal estado, está en coma.
– ¡Ahora voy!
Ambos amigos se miraron.
– Y…. ¿continuamos con la prueba? Preguntó el amigo de José.
– ¿Para tí esto es poco?.
– Poco. Estoy seguro, que ella se irá en cuanto sepa que estoy muy mal y ya no podré ser quien era antes…
Su amigo lo miró a los ojos y dijo:
– ¿Acaso tu creías más en tu amante que en tu esposa?.
José se quedó callado, con la cabeza cabizbaja.
¡Por fin llegó su mujer!.
– ¿Dónde está? – corrió por el pasillo nerviosa.
El amigo de José la alcanzó en el pasillo.
– Por favor, tranquilízate, está en la habitación, vamos.
Diana entró a la habitación y corrió hacia su esposo.
El estaba echado sin moverse. Llorando besó su mano y le dijo:
– Querido, amado mío, responde, te pido. No te vayas, te lo ruego…. Te amo tanto… No podré vivir sin ti…..Sabes, últimamente estaba tan callada, porque me habia llamado otra mujer. Ella me dijo que tú ahora estabas con ella. Yo quería dejarte, pero no pude. Me sentí tan vacía por dentro, estaba como perdida. No estuve en casa todo este tiempo. Solo me sentaba en el parque infantil, caminaba por nuestros lugares preferidos…Te perdonaré por todo y lo olvidaré, sólo vive por favor…
Entonces, él no aguanto más, se levantó y la abrazó.
— Perdóname, querida, estaba tan ciego, me había olvidado de todo lo que valoraba en tí, la razón por la que te había amado antes, ahora he entendido que tu eres el único amor de mi vida, quien me apoya y entiende, amada mía. Perdóname una vez más, te prometo que nunca más te haré sufrir y nunca, nunca más te dejaré…