12 Consejos ABSURDOS sobre el matrimonio que las mujeres debieron seguir en el siglo XIX

Las bodas y con ello el matrimonio parece algo muy común hoy día, todo el mundo tiene derecho a elegir con quién pasar el resto de su vida y sobre todo cómo quiere vivir su vida pero no siempre fue así.

Uno de los ejemplos más famosos es el de la hija de la famosa Reina Victoria de Inglaterra quién admitió a su madre que tenía miedo de la noche de bodas y de su futuro marido ya que apenas se conocían, la Reina simplemente respondió ‘hazlo por Inglaterra’. Los derechos de las mujeres y el concepto del matrimonio ha cambiado mucho desde entonces.

Hoy queremos mostrarte alguno de los consejos que supuestamente todas las mujeres que vivieron durante el siglo XIX debían seguir para tener el matrimonio perfecto.

1. Mantener la clase social.

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Elizabeth Lanfear, quien escribió Letters to Young Ladies on Their Entrance into the World en el año 1824, explica la importancia de mantener la clase social mientras elegían al esposo adecuado en aquella época, ya que su futuro marido debía tener el mismo o superior rango social que ella o sus amigos no podrían relacionarse.

2. Aceptar la primera oferta.

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Lanfear advierte en su libro de que rechazar una oferta puede llevar a terminar sola, pobre y convertirse en las bromas de todos los de su alrededor. Por ello recomendaba aceptar la primera oferta que se presente ya que no sabían si alguien más querría estar con ellas.

3. Adviértele si quieres tener algún derecho.

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En 1918, Bernarr Macfadden publicó una guía sobre el matrimonio en el que colocaba en las mujeres la responsabilidad de hacer saber a sus maridos si querían mantener los derechos de su propio cuerpo. Hasta entonces se presuponía que el hombre tenía todos los derechos sobre una mujer pero a partir de este momento se intenta dar la opción de que la mujer decida también si quiere o no dichos derechos.

4. No quejarse si no es maravilloso.

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Muchas veces era cuestión de suerte pero Lanfear recomendaba en su libro seguir el viejo dicho de ‘finge hasta que lo consigas’ con el objetivo de convertir a sus maridos en mejores personas y conseguir encajar con ellas.

5. Deja que crea que ha ganado todas las discusiones.

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Se aconsejaba a las mujeres dejar que sus maridos tuvieran la última palabra en las discusiones, de forma que preservaba la seguridad y el afecto de su marido aunque implicara sacrificar sus propios principios, en la mayoría de ocasiones.

6. Nunca lleves maquillaje.

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Therese Oneill es la autora del famoso libro Unmentionable: The Victorian Lady’s guide: Sex, Marriage and Manners, en el que explica que sólo una mujer que tuviera cierta reputación debía llevar maquillaje ya que podía humillar a su marido si se consideraba que iba muy maquillada.

7. Lucir siempre bien… pero no demasiado bien.

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Oneill también hace hincapié en el tema de las apariencias en lo que respecta a la ropa, ya que insiste que las mujeres debían ir a la moda y vestir bien pero no demasiado bien o parecería que abusaba del dinero de su marido.

8. Planear las comidas.

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Dc. James Ashton explicó en el año 1861 la importancia de mantener un hábito de comidas si se quería mantener una vida sexual activa ya que no era recomendable acostarse con alguien recién comido.

9. Encuentra la posición correcta.

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Ashton también pensaba que la vida de una mujer podía estar en peligro si no se encontraba la postura correcta mientras tenían relaciones sexuales.

10. No mantener relaciones bajo la influencia del alcohol.

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Probablemente sea el único consejo aplicable a la actualidad. Oneill postulaba que no era recomendable mantener relaciones sexuales después de alguna fiesta o de haber ingerido una gran cantidad de alcohol.

11. Ir la médico si te sientes ‘histérica’.

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Al parecer este hecho se conocía en la época como ‘histeria’ y se refería a aquellas mujeres que aparentemente no se encontraban satisfechas por sus maridos, por ello se les recomendaba que fueran al médico para solucionar el problema.

12. Déjale salir todo lo que quiera.

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Oneill defiende que está en la naturaleza del hombre salir y buscar nuevas diversiones por lo que las mujeres debían dejar a sus maridos hacer lo que quisieran para mantenerlos felices.