La vida suele poner adversidades que solo quienes son valientes pueden enfrentar; sin importar lo difícil o fuerte que sea la situación, siempre habrá grandes motivos para superarse y seguir adelante con nuevos retos.
Para Larissa Martínez, la vida siempre fue una carrera de obstáculos. Desde su infancia hasta el último día de clases en preparatoria, vivía una situación que tenía que enfrentar todos los días. La joven aprovechó su discurso de graduación para confesar un secreto de su pasado en México, y el público respondió con una ovación.
Esta joven mexicana fue aceptada con una beca completa en Yale
Larissa Martínez es una chica de origen mexicano que durante 4 años fue la mejor alumna de su clase, logró ser el mejor promedio de su generación, fue elegida para dar el discurso de graduación de la preparatoria de McKinney, Texas, y fue aceptada en la Universidad de Yale con una beca completa.
Ser el mejor promedio de su año no fue un reto tan grande si lo comparamos a lo difícil que fue para ella revelar su mayor secreto en un auditorio con seis mil personas, entre compañeros, amigos y maestros con quienes había compartido sus años de preparatoria.
“Déjenme ser honesta, no voy a pararme aquí a recitar el típico discurso de despedida, más bien, me gustaría dar uno diferente, uno que hable de las expectativas contra la realidad. Al verme aquí, muchos de ustedes podrán pensar que mi vida es perfecta y que mis padres están orgullosos de mí. Sin embargo, creo que es importante mencionar que esas son verdades a medias, esas son las expectativas”.
“Mi realidad fue un poco distinta. El 11 de julio se cumplirán seis años desde que me mudé a McKinney. Yo vengo de Ciudad de México, allí nací y crecí. Cuando la gente me ve aquí, ve una chica recién aceptada en Yale que parece tener su vida resuelta. Pero la realidad no es así, entonces, si me lo permiten, quiero compartir la que fue mi verdadera historia”.
Dejó la Ciudad de México para escapar de una mala niñez
A los 11 años era solo una niña que vivía con un padre abusivo y alcohólico, y que tuvo que depender de su mamá; fue una niña cuyo único sueño era convertirse en estadounidense algún día. Era una niña ingenua que creía que mudarse de país sería la solución a todos sus problemas.
El estudio se volvió su refugio
“A la edad de 12 años tuve que enfrentar la tarea de adaptarme a una nueva cultura, y a menudo mi inteligencia fue cuestionada a causa de mis orígenes. También tuve que sacrificar parte de mi niñez para ayudar a criar a mi hermana menor, Andrea, mientras mi mamá trabajaba desde la mañana hasta la noche. La escuela se volvió mi pequeño refugio porque a pesar de no tener Internet, una lavadora y ni siquiera mi propia cama, siempre tuve el conocimiento a mi alcance gracias a la biblioteca de mi escuela”.
Confesó frente a seis mil personas vivir como ilegal en Estados Unidos
“Después de todos estos años, he logrado llenarme de valor para compartir una lucha que enfrento todos los días: soy una de los once millones de inmigrantes indocumentados que viven ocultos en los Estados Unidos. Decidí pararme frente a ustedes y revelares estas realidades inesperadas porque quizá esta sea mi única oportunidad de decirles la verdad de que los inmigrantes indocumentados también son personas”.
“Al final de cuentas, somo personas como ustedes”
Después de la última oración durante su “realidad inesperada número 3”, el público respondió con una ovación, a la que la joven graduada contestó sorprendida con un “gracias”. Martínez tiene un promedio ejemplar y tomó 17 clases avanzadas; terminó la preparatoria con una beca completa para entrar a la prestigiada Universidad de Yale y ahora espera convertirse en una exitosa neurocirujano.