Las obras de arte irremediablemente cambian…
Al igual que los colores de una obra pictórica se desvanecen y el lenguaje de una novela se queda obsoleto, hay obras que fueron pensadas para que el tiempo siguiera dándoles forma.
Un ejemplo maravilloso es el del pintor y escultor italiano Giuseppe Penone, que en 1968 realizó una réplica de su antebrazo en bronce y la colocó agarrando un árbol de Dallas, Texas.
Echa un vistazo:
A medida que el árbol crecía, la obra iba evolucionando…
Ahora, casi 50 años después ¡Se ha convertido en una pieza impresionante!.
En 1968 colocó una réplica en bronce de su antebrazo.
Agarrando un árbol en el Dallas’s Nasher Sculpture Garden, situado en Dallas, Texas.
En aquel momento, el artista comento:
Que aquel trabajo era una obra viva que seguiría creciendo, el tiempo ha terminado demostrando que estaba en lo correcto.
Durante los últimos 50 años el árbol ha seguido creciendo.
Y la escultura de bronce se ha mantenido en su lugar.
Hoy en día, el árbol ha empezado a ganarle espacio…
A la inerte y férrea mano, resulta fascinante ver cuánto ha cambiado esta obra a lo largo de las décadas, y pensar que seguirá haciéndolo ha medida que pase el tiempo.