Apenas tiene 22 años y ya sufría de muchos problemas de salud. Andy Albertson, vive en Wichita Falls, Texas, un día dijo “no más” cuando llegó a un peso exorbitante de 143 kilos. “Estaba cansado de ser gordo” exclamó y desde ese momento su vida cambió. Aunque antes sólo incluía en su dieta comida chatarra y tenía un estilo de vida extremadamente sedentario, ahora, siempre va al gimnasio y comenzó a comer más sano.
En el 2015, apenas tenía 22 años y su salud ya daba signos de deterioro, por lo que decidió inscribirse en el gimnasio. Un año después, ya había logrado bajar muchos kilos y estaba más cerca de alcanzar un peso ideal de 63 kilos.
En un mes haciendo ejercicios cardiovasculares por una hora y media, en la bicicleta y elíptica, Andy logró bajar 9 kilos; lo que lo impulsó a continuar con su plan. En mayo, ya había perdido 27 kilos.
En ese momento, pensó que sería adecuado buscar ayuda profesional para obtener mejores resultados. Así que contrató a Jerry Hughes, quien además de darle una rutina de entrenamiento, le indicó un régimen alimenticio de 2.400 calorías a día.
Sin embargo, la obesidad de Andy no era obra de la nada. Él recuerda que en la escuela, sus compañeros y profesores, se burlaban de él por su físico y peso. Razón por la cual dejó de acudir a las clases de deporte y buscó refugio en la comida.
Sus malos hábitos alimenticios empezaron cuando dejó de desayunar, comía comida rápida para el almuerzo – su comida favorita era pollo frito de siete piezas con papas fritas, galletas y una soda grande – y más tarde para cenar acudía a la “comida casera típica del sur”, comida rápida o mejor ir a un restaurante.
Lo bueno es que todo eso ya es parte del pasado, pues hoy en día Andy come entre cinco y seis comidas pequeñas al día que incluyen proteínas magras, carbohidratos, verduras y frutas. Además, entrena con pesas tres veces a la semana y hace una hora de cardio todos los días.
“Odiaba la forma en que me veía y la forma en que me sentía. Odiaba la idea de que la gente me miraba y juzgaba por mi tamaño. Decía que no me importaba mi peso o lo que otros pensaban de mí, pero eso era mentira. Era un mecanismo de defensa. Ahora, es una historia completamente diferente. Me encanta la forma en que me veo y siento. Me gusta ir al gimnasio y desafiarme físicamente” – Andy Albertson –
¡Nos alegramos por ti Andy! Sigue con ese estilo de vida saludable.