Mi sentencia fue declarada antes de que hubiera un veredicto. La sentencia primero, veredicto después. Las personas me declararon culpable mucho antes de que llegara a la corte”.
Es difícil no tener una opinión sobre el caso de Casey Anthony. La mujer fue acusada de asesinar a su hija de tan sólo dos años y se convirtió en el sujeto más sospechoso que la prensa podía haber deseado. Dejaba a su hija con sus padres y amigos constantemente para irse de fiesta, no tenía idea dónde había estado su hija por un mes entero a la fecha de declararla desaparecida, mintió a la policía en muchas ocasiones (incluso inventando que una niñera inexistente había raptado a la niña) y habría googleado cosas como “romper cuello”, “ahorcar” y “formas de ahorcar”.
Sin embargo, para cuando encontraron el cuerpo de la niña, estaba tan deteriorado que resultó imposible indicar con certeza la causa de su muerte, y todas las evidencias presentes se volvieron circunstanciales.
Finalmente, Anthony fue culpada de negligencia y cuatro cargos menores por mentirle a oficiales de la ley, pero inocente de haber matado a su hija, al menos ante los ojos de la justicia.
No así para el público, que decidió desde el principio que una mala madre como Anthony merecía un castigo, independiente de si había cometido o no el crimen.
Durante el juicio, la defensa de Casey Anthony responsabilizó a su padre, George Anthony, por el asesinato, y también lo culpó de haber abusado de Casey cuando era pequeña. El hombre subió al estrado como testigo para negar las acusaciones en su contra y desde entonces la familia ha perdido contacto con su hija.
Sin familia y con su reputación completamente arruinada, la mujer pasó los siguientes años viviendo en la residencia de uno de los investigadores privados utilizados por sus abogados defensores, Patrick McKenna, quien también la contrató para hacer trabajos menores. McKenna también trabajó en la investigación del caso contra O.J. Simpson.
Casey Anthony quiere recuperar la narrativa de su vida y para eso dio una entrevista a Associated Press:
“Basado en lo que dice la prensa, entiendo porqué la gente se siente como se siente acerca de mí. Entiendo porqué las personas tienen las opiniones que tienen (…), pero me importa una mierda lo que piensen de mí, nunca va a importarme. Estoy bien conmigo, duermo bien por la noche”.
Han pasado nueve años desde que Caylee desapareció, y Casey todavía llora cuando habla de ella.
“Caylee tendría 12 años ahora. Y sería muy ruda. Me gusta pensar que escucharía rock clásico, le gustarían los deportes y no aguantaría tonterías de nadie”.
Hizo comparaciones entre su situación y la de Alicia en el País de las Maravillas, siendo acusada por la Reina de Corazones:
“La Reina proclama: ‘No, no, sentencia primero, veredicto después’. Aún siento que eso es lo que yo viví. Mi sentencia fue declarada antes de que hubiera un veredicto. La sentencia primero, veredicto después. Las personas me declararon culpable mucho antes de que llegara a la Corte”.
El juez que declaró a Casey Anthony inocente, Belvin Perry, dijo que cree que ella mató a su hija, pero no intencionalmente.
¿Qué piensas tú?