Una cara bonita puede esconder un corazón muy feo.
Sarah Fowlkes tenía uno de los trabajos más lindos, esforzados e importantes del mundo: enseñar. Esta profesora, como todos sus colegas, asumen la posición de autoridad para guiar a los chicos en su camino a aprender y madurar. Puede que uno se ponga rebelde de vez en cuando, pero al final sabes que el profesor está frente a la pizarra por algo. No importa lo bien que te lleves con él o lo informal, joven o guapo que sea: el profesor tiene autoridad sobre ti. Por eso se considera inmoral una relación entre profesor y alumno aunque estés en la universidad.
Mucho peor es cuando ocurre en la escuela.
En la adolescencia nos gusta creer que tenemos todas las ideas claras y ya sabemos qué es qué, pero la verdad es que nuestro cerebro aún se está formando y las hormonas nos nublan la lógica. Sufrimos de inseguridades porque estamos aún desarrollando nuestra identidad y la presión social es todo un asunto.
Imaginen ese escenario y ya no nosotros, sino un hermano, un amigo, un primo, al que se le acerca una figura de autoridad una década mayor con intenciones “románticas”.
Es francamente repugnante.
Pero cuando a Sarah Fowlkes, de 27 y CASADA, la acusaron (con pruebas) de tener contacto sexual con uno de sus alumnos de 17, esta expresión fue la respuesta:
¿Saben quienes no lo encontraron tan gracioso? Todo el mundo, incluyendo sus jefes en la secundaria Lockhart, de Texas, Estados Unidos.
Fowlkes se encuentra suspendida de todas sus labores como maestra y el caso está siendo investigada por la policía.