10 Perturbadoras historias compartidas por empleados de hospitales

Tengo un amigo enfermero que me deja con la boca abierta cada vez que me cuenta las cosas que se vive un día cualquiera en la sala de urgencias de su hospital. Es maravilloso ejercer un trabajo en el que se intenta salvar la vida de los demás, sin embargo, no todo el mundo tiene la capacidad de superar las situaciones tan intensas e impactantes a las se enfrentan día a día.

Algunos usuarios de Reddit compartieron las historias más horripilantes que vivieron mientras trabajaban en hospitales. Médicos, enfermeros, psiquiatras, da igual el papel que desempeñen en la sanidad, ver a otras personas sufriendo en situaciones extremas no es plato de buen gusto para nadie. Imagina que eres tú quien está en su pellejo. ¿Qué diablos harías?

Descubre algunas de las historias más espeluznantes vividas en hospitales:

1. Suicidio macabro

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Trabajo como psicoterapeuta en un hospital por lo que quizás mi definición de espeluznante probablemente sea un poco diferente al de los otros profesionales médicos.

La experiencia que más me impactó fue cuando una persona apareció en el hospital después de intentar suicidarse cortándose los dos brazos con una sierra de mesa. Los médicos consiguieron reimplantarle los brazos haciendo que solo perdiese cierto grado de movilidad. En aquel momento solo podía pensar en lo mal que debería estar de la cabeza para que cortarse los brazos le pareciese una buena idea. Desgraciadamente poco tiempo después consiguió suicidarse.

2. Triste nacimiento

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Un día recibimos un aviso sobre una mujer de 23 años embarazada de 5 meses que había recibido un disparo en la cabeza. Aunque la mujer había fallecido, fue llevada al hospital para saber si era viable extraer el bebé del vientre de la madre. Tras realizar algunas pruebas le realizaron una cesárea y sacaron al bebé que aún estaba vivo.

Supongo que no es algo extremadamente raro, pero no deja de ser bastante surrealista contemplar cómo le sacan el bebé a una mujer de mi misma edad con los sesos desparramados.

3. Idas de una enfermera experimentada

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Un día estaba con mi superior mientras firmaba unos papeles cuando de repente mira hacia la ventana y me pregunta: “¿Lo viste?” Yo no había visto nada así que contesté que no. Entonces ella me miró y me dijo sorprendida: “Un hombre acaba de saltar del edificio”.

Luego sacudió la cabeza y murmuró para sí misma qué su mente ya no estaba bien. Eso me dejó flipada. Ahora me aterroriza envejecer y sufrir demencia.

4. Alucinaciones terroríficas

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Nada de lo que pueda decir describirá el año que trabajé en la unidad de psiquiatría. El término espeluznante se queda bastante corto. Allí, todo lo que sucede hace que se te hiele la sangre, especialmente cuando ocurre por la noche.

Siempre sientes algo inquietante al ver a alguien que sufre alucinaciones. Para ellos, las alucinaciones son 100% reales, y de alguna manera tú también llegas a creértelo. En demasiadas ocasiones tuve que mirar por encima del hombro para sentirme seguro.

Una vez entrevisté a una mujer que los brazos vendados y cinta adhesiva sobre la boca y los oídos. Se le notaba muy intranquila y era imposible que se quedase quieta. Cuando le hacía una pregunta, la mujer se quitaba la cinta de la boca, respondía rápidamente y volvía a pegarse la cinta en la boca lo más pronto posible.

Finalmente descubrimos que ella veía y sentía que estaba cubierta de insectos y que solo intentaba que no se colasen en su cuerpo. La cinta era para evitar que los insectos entrasen por su boca, las vendas en cambio eran debido a las lesiones que se hizo en los brazos intentando sacarse los bichos que ya habían entrado.

No podía quedarse quieta porque sentía los insectos recorriendo todo su cuerpo. Lo peor es que ella sabía que era su mente la que le estaba jugando una mala pasada. ¿Te imaginas pasar toda una vida pensando que estás rodeadas de cucarachas hasta el punto de desgarrarte la piel aún sabiendo que nada de eso es real?

5. Familia desalmada

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Siempre que tratamos a un nuevo paciente debemos preguntar a cerca de la orden de DNR para saber como actuar en caso de un fallo cardíaco. Una vez traté a un paciente de edad bastante avanzada, unos 80-90 años, que sufría demencia y una grave enfermedad crónica. Apenas lograba mantenerse vivo y básicamente tenía una calidad de vida bastante miserable.

Le pregunté a la familia del paciente si deseaba que intentásemos realizar una CPR avanzada en caso de que se produjese una parada del corazón, lo normal es que nadie quiera someter a un familiar a una reanimación tan dura que quizás no funcione si lo que realmente quiere el afectado es morir de forma natural.

Sin inmutarse, la mujer me contestó: “Por supuesto, haced todo lo posible por mantenerlo con vida. Necesitamos su paga”. Al principio no entendí nada, pero luego pude comprender que al parecer la familia estaba viviendo a costa de la ayuda que recibía el anciano. Me dio mucha rabia ver que no les importaba lo más mínimo el dolor y el sufrimiento que estaba viviendo aquel hombre y mucho menos sus deseos. Es de lejos lo más espeluznante que he visto en mi trabajo. En lugar de tratarlo como a un ser querido, aquellas personas lo trataban como un cajero.

6. Psicópata precoz

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Estando en la planta de psiquiatría recibimos a un niño de 7 años porque su madre no sabía qué hacer con él, algo que tristemente sucede a menudo, incluso aunque los niños no tengan problemas psicológicos. Sea como sea, la madre vino temblando y llorando por lo que tuvieron que llevar al niño a otra habitación. La mujer estaba completamente aterrorizada de su hijo. Al principio se percató de que algo iba mal tras encontrase algunos animales mutilados en el patio de su casa sin explicación alguna, poco tiempo después las mascotas de los vecinos empezaron a desaparecer. Al parecer, el muchacho estaba obsesionado con los cuchillos y no paraba de esconderlos por la casa.

Cuando los dos discutían, el chico se ponía muy violento, la golpeaba, la empujaba y la amenazaba con matarla. En varias ocasiones se había despertado en mitad de la noche con su hijo de pie junto a su cama mirándola fijamente a la cara. Al final, la mujer tuvo que poner cerraduras en la puerta de su dormitorio para sentirse segura mientras dormía. La gota que colmó el vaso fue cuando encontró más de 50 cuchillos escondidos bajo el colchón de su cama. Ahí fue cuando la mujer decidió enviarnos al chico.

Recuerdo haber hablado con él y haberlo tratado como cualquier otro chico que había pasado por allí. Parecía normal, hasta que hablabas con él ya que parecía que veía a través de ti, quizás era que simplemente no se fijaba en ti lo más mínimo mientras hablabas.

Respondía como un robot, como si solo estuviese diciendo las palabras que nosotros queríamos oír. Acompañaba sus comentarios con una sonrisa forzada realmente espeluznante, un gesto en el que solo gesticulaba con la boca y dejaba los ojos totalmente fijos. Todavía me da escalofríos pensar en él. Creo que conocí a un psicópata de 7 años.

7. Último suspiro

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Trabajando de enfermera tuve que realizar una RCP a una mujer a la que se le había detenido el corazón. La mujer fue llevada de urgencia totalmente inconsciente a la habitación. No respiraba ni tenía pulso, estaba prácticamente muerta. De repente, en mitad de la RCP, mientras yo presionaba su pecho, levanta sus manos y me agarra de las muñecas, poco después las manos caen completamente lacias y se quedan colgando de la camilla. No conseguimos recuperarla.

8. Frustración de una enfermera

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Mi madre trabajó como enfermera en la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatal durante más de 30 años. Una vez me mostró la foto de un bebé un par de centímetros más pequeño que un billete de diez euros. Me dijo que no sobreviviría demasiado tiempo.

Ese trabajo la destrozó. Recuerdo verla regresar a casa algunas noches e ir directa a la botella de vino. Tampoco olvidaré nunca lo que me dijo con los ojos llenos de lágrimas. “Si tienes muy mala suerte, quizás pierdas a un niño en toda tu vida. Yo pierdo uno cada mes.”

9. Extraña figura

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He de decir que soy muy asustadiza. Una vez, durante una guardia, me dirigí a las tres de la mañana a ver la evolución de un paciente que estaba mejorando.

Charlé un poco con las enfermeras y estas me comentan que el paciente está mucho mejor, que los últimos datos muestran que está mejorando pero que su historial están en su cama.

Me dirijo a la cama, corro las cortinas y para no despertar a los demás pacientes de la sala utilizo mi linterna para mirar su historial. Todo parece correcto, me dispongo a irme de la habitación.

Entonces me doy la vuelta, y de repente, en la oscuridad, tengo a un hombre encorvado a dos centímetros de mi cara que obviamente ha entrado sin hacer ruido. Como ya he dicho soy muy asustadiza, así que casi me da un ataque al corazón.

Doy un respingo hacia atrás mientras grito y derribo un goteo que había cerca. La figura que se hallaba frente a mí comienza a gritar y entonces vienen las enfermeras corriendo.

“¡Doctora, solo es Albert! Le gusta pasear por la noche”

10. Visita del más allá

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Trabajo en un geriátrico donde hubo un incidente bastante pertubador hace unos tres años. Antes de nada tengo que decir que no creo en fantasmas.

Aquel día me tocó el turno de noche, por lo que a media tarde me caía del sueño. En lugar de utilizar el descanso para comer, decido ir al coche y echarme una siesta de 30 minutos. Me dirijo al coche, me tumbo en el asiento y me cubro con mi jersey, pongo el despertador de mi teléfono y caigo dormida de inmediato.

De repente empiezo a soñar y en mi sueño me veo despierta justo en mi coche tal y como estaba. De repente, alguien golpea la ventanilla de mi coche y veo que es uno de mis pacientes (la llamaremos Dee). Sorprendida le pregunto a Dee qué diablos está haciendo afuera y me dice que está buscando a su hija. Le digo que vuelva a entrar y que llamaremos a su hija por la mañana. La mujer se enfada y comienza a golpear la ventana de mi coche. Me asusto un poco y trato de alcanzar la manija de la puerta para salir y calmarla, pero rápidamente me doy cuenta que no puedo moverme.

Dejadme añadir que suelo sufrir parálisis del sueño frecuentemente, así que aunque estoy dormida, me doy cuenta de lo que está sucediendo. Trato de luchar con mi cuerpo en un intento de despertarme. Finalmente consigo despertarme con el corazón a mil y completamente sudando. Me quedo parada cerca de un minuto pensando que todo era un sueño y decido abrir la ventana para refrescarme un poco.

Termina mi descanso por lo que regreso a mi puesto de trabajo. Entonces veo como algunos de mis compañeros se arremolinan delante de una habitación. Me acerco pensando que algún paciente se había caído de la cama o algo parecido pero entonces mi supervisor me dice que Dee ha muerto durante mi descanso. Tardé un poco en procesar la información y entonces un respigo recorre todo mi cuerpo. Tenía la piel de gallina pero decido no mencionar nada a mi supervisor a cerca del sueño que acabo de tener.

No creo en fantasmas ni nada por el estilo y probablemente tuve ese sueño porque era la última paciente con la que interactué antes de mi descanso, así que ella todavía estaba en mi mente y yo simplemente estaba repasando el estado de mis pacientes en mi cabeza.