¡Que no fumes no significa que lleves un estilo de vida saludable!
Hay hábitos cotidianos que te exponen a los mismos riesgos que el tabaquismo y que siempre hemos creído son inofensivos, la verdad es que nos estamos haciendo daño sin saberlo… Te invita a conocer los 10 hábitos que son tan malos como fumar, pero que son fáciles de modificar.
Échales un vistazo:
1. Abusar de las cabinas de bronceado.
No solo debes cuidarte del sol. Un estudio de la Journal of the American Medical Association estimó que el bronceado de las cabinas provoca aproximadamente 420.000 casos de cáncer de piel en EE.UU. cada año… Come más zanahorias y tomates, estos alimentos son ricos en carotenoides y le darán color a tu piel de forma totalmente natural.
2. Cocinar con el aceite equivocado.
Estudios demuestran que la alta temperatura de cocción con manteca o aceite vegetal libera compuestos que se encuentran en el humo del cigarrillo y que están vinculados a la inflamación de las vías respiratorias.
Escoge el aceite de cocina que mejor se adapte al uso que vas a darle. Por ejemplo, el aceite de oliva es más adecuado para alimentos fríos, mientras que el aceite de aguacate es ideal para cocinar a altas temperaturas.
3. Beber en exceso.
Se ha dicho que consumir alcohol de forma moderada puede tener beneficios cardiovasculares… Pero, científicos en Estados Unidos encontraron que beber incluso dos copas de vino al día está vinculado a déficits mentales, además de los daños que causa a varios órganos ¡Evita los excesos, no necesitas el alcohol para divertirte!
4. Cocinar con gas natural.
Cada vez que cocinas con gas natural generas una dosis de monóxido de carbono, dióxido de nitrógeno y formaldehído, tres contaminantes comunes en el humo del cigarrillo… Para lograr dismunuir la concentración de estos tres contaminantes, usa la campana de ventilación cada vez que utilices este método de cocción.
5. Comer con mucha sal.
La Organización Mundial de la Salud recomienda consumir menos de 5 gramos al día de sal. Sin embargo, estudios demuestran que diariamente ingerimos más del doble de esa cantidad, lo que puede ocasionar hipertensión, trastornos cardiovasculares y, en casos extremos, la aparición de tumores.
Sazona con especias y hierbas aromáticas o sustituye la sal por una de bajo contenido en sodio, que aporta la mitad de sodio que la sal común.
6. No dormir lo suficiente…
Un estudio descubrió que el no descansar entre 6 y 7 horas al día conduce a tasas de mortalidad similares a las observadas en personas fumadoras. Por otro lado, el interrumpir el sueño profundo puede acelerar el crecimiento de tumores.
Escucha a tu cuerpo y respétalo. No asumas que estar cansado es normal. Destina tiempo suficiente y de calidad al descanso para que tu cuerpo pueda recuperarse.
7. Abusar de los refrescos.
Un vaso de refresco contiene aproximadamente 10 cucharaditas de azúcar. Una investigación publicada en el European Journal of Endocrinology señala que aquellos que consumen dos vasos por día de bebidas azucaradas tienen 2,4 posibilidades más de padecer diabetes autoinmune… Dile adiós a los refrescos y hazte amigo del agua y de los jugos naturales ¡Tu cuerpo estará eternamente agradecido!
8. Comer mucha carne o mucho queso.
Las proteínas animales contienen una hormona que promueve la aparición de células cancerígenas, un estudio de la Universidad del Sur de California descubrió que las personas acostumbradas a dietas ricas en proteína animal tienen más probabilidades de morir de cáncer, riesgo de mortalidad comparable al del tabaquismo… Reemplaza las proteínas animales con proteínas vegetales, las que puedes encontrar, por ejemplo, en las legumbres.
9. Estar sentado todo el día.
Según el Alberta Health Services-Cancer Care en Canadá, estar sentado todo el día se relaciona con 160.000 casos de cáncer de mama, de colon, de próstata y de pulmón por año. Y no basta con que hagas ejercicio regularmente.
Tómate varios descansos durante la jornada laboral y sal a caminar unos minutos. De vuelta en casa, relájate y descansa dando un paseo por el vecindario o levántate del sofá para limpiar, redecorar la casa o realizar alguna tarea, o crea tu propia rutina de ejercicios.
10. No saber controlar las situaciones estresantes.
Por último, y no por eso menos importante, no saber controlar las situaciones estresantes puede provocar enfermedades cardiovasculares y trastornos mentales como la depresión. Dejar que la ansiedad decida por ti puede resultar más peligroso de lo que imaginas… Respira, medita y ejercítate para que el estrés y la ansiedad no dominen tu vida.