Niño de 10 años consideraba como un padre a su entrenador, hasta que ocurrió lo PEOR

“Si no puedo ver más a Felipe me mato”.

Aunque suene demasiado cliché, eso de que nunca terminamos de conocer a las personas es cierto. Y, la historia que acaba de paralizar por completo a todo Uruguay es la prueba definitiva de eso. Felipe Romero era un tiernísimo niño de 10 años, que lo único que quería era disfrutar de su niñez y aprender a jugar fútbol. Así, la vida misma le presentó  Fernando Sierra, el hombre que se convirtió en su entrenador, y al que a la larga llamó “papá”… el mismo hombre que se convirtió en su asesino.

El pequeño Felipe Romero era hijo de un conocido ex futbolista de Uruguay llamado Luis Romero. Pero, desgraciadamente, era un “padre ausente”, tal y como lo contó Alexandra Pérez a BBC Mundo. En el 2015, el menor conoció a Fernando Sierra, por el Club Defensor de Maldonado (equipo donde era entrenador).

“Lo llevaba y lo traía de las prácticas, de los partidos, andaba con él para todos lados, lo trataba como si fuera un hijo y Felipe lo trataba como si fuera su papá. Más de una vez le dijo papá. Fernando siempre fue una persona tranquila, muy correcto, muy educado con los chiquilines, muy respetuoso. Nada hacía pensar que pudiera pasar una cosa de estas”.

-Miryam Sosa, dirigente del Club Defensor Maldonado a BBC Mundo-

La relación entre Felipe y Fernando comenzó a hacerse más y más cercana, a pesar de que el hombre dejó de ser entrenador del equipo del niño.

Tanto era el cariño entre ambos que Fernando hasta asistía a las reuniones de la escuela de Felipe, lo recogía e incluso hicieron muchos viajes, uno fue a Brasil con el permiso escrito de ambos padres.

Así es como Fernando se convirtió en aquella figura paterna que tanto necesitaba el niño de 10 años.

Todo iba de maravilla, hasta que de pronto, después de uno de los viajes que hicieron juntos, la psicóloga del niño llamó a su madre para decirle que había algo que “no estaba bien”. Al mismo tiempo, le recomendó que la mujer ya no dejara a su hijo a solas con el entrenador.

Es así que un día de entrenamiento, Alexandra Pérez decidió hablar con el entrenador:

“Mirá Fernando, las psicólogas me advirtieron que no podés volver a estar a solas con Felipe. Tomalo como quieras. Pero tenés que aceptar esto que te estoy planteando. Te lo pido por favor”.

-Alexandra se citó en El País-

“Si no puedo ver más a Felipe me mato” respondió el entrenador después de que la madre le pidiera “alejamiento”.

Al día siguiente (jueves), el hombre fue osado y recogió a Felipe de la escuela. A nadie le pareció alarmante esto porque era algo muy habitual. Desgraciadamente, esa fue la última vez que vieron con vida a los dos. Y cuando se dieron cuenta de que se trataba de un secuestro se puso en marcha un operativo para encontrarlos.

El trágico final llegó cuando el Ministerio del Interior de Uruguay informó que el sábado por la mañana localizaron los dos cuerpos sin vida. Fernando Sierra le disparó al niño en la cabeza y después se suicidó.

Se sabe que Felipe no presentaba signos de agresión física. A través de la autopsia, se encontraron pastillas tranquilizantes, por lo que la principal hipótesis sería que el entrenador sedó a su “jugador favorito”, antes de matarlo.

Hoy, la familia de Fernando Sierra no se puede ni explicar cómo pudo ocurrir una situación así. El hombre no tenía antecedentes penales y todos los que lo conocían lo han descrito como alguien “incapaz de semejante barbaridad”.  No tenía licencia de armas,  así que también están investigando cómo es que tuvo una revólver del calibre 22 con la que le quitó a Felipe.

Esperemos que se sepa toda la verdad. Mucha fuerza para la familia del menor… ¡Qué descanse en paz!

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