Ninguna de las dos sabe lo que es estar sola, pero tampoco quieren ser separadas. Son Lupita y Carmen Andrade Solís, dos hermanas que nacieron pegadas por el torso y a quienes al nacer solo se le auguraban apenas tres días de vida.
Pero ahí están estas hermanitas mexicanas después de 16 años de batalla, desafiando a la naturaleza, disfrutando del piano que tocan al unísono, de la ropa que su madre confecciona para ellas, y hasta haciendo piruetas en el patio de la casa.
El caso de estas niñas lleva años en boca de la comunidad médica, de su Veracruz natal y de la ciudad de New Milford, Connecticut, adonde llegaron con sus padres, Norma y Víctor, y su hermana Abigail, cuando apenas tenían dos años, en busca de solución para su caso.
Ambas niñas están unidas por sus paredes torácicas hasta la pelvis; es allí donde sus columnas vertebrales coinciden y ambas se fusionan en un solo cuerpo con solo dos piernas.
— Carmen Andrade (@hatecatsalot) September 4, 2015
Esta es la complejidad de su caso: a pesar de que cada una posee su par de brazos, no habría manera de desligarlas, al compartir ambas las extremidades inferiores; la derecha para Carmen, la izquierda para Lupita.
Se trata de un inusual caso de gemelos onfalópagas, una variante de esta anomalía en la formación del feto que solo constituye el 10% de todos los siameses.
Carmen tiene su propio corazón, su par de brazos, sus dos pulmones y su estómago; y para Lupita la misma disposición. Sin embargo, a ambas no les queda más remedio que compartir costillas, el hígado, el sistema circulatorio, así como los sistemas digestivo y reproductivo.
This is my first tweet and I wanted to put a picture of my sister and me pic.twitter.com/tQapCidABn
— Carmen Andrade (@hatecatsalot) August 4, 2013
Apenas estas dos hermanas vinieron al mundo, los galenos empezaron a preguntarse cómo separarlas, un procedimiento quirúrgico que se les realiza a casi todos los siameses.
Pero rápidamente los especialistas cayeron en la cuenta de que se trataba de un proceso sumamente riesgoso, ya que las hermanas comparten varios órganos y sistemas de vital importancia para el funcionamiento de un organismo sano.
A partir de la decisión de médicos y de familiares de no intentar separar sus frágiles cuerpos, en la medida que crecían, estas hermanas tuvieron que pasar por la debida terapia física para aprender a caminar, coordinando cada una su pierna, además de a sentarse. Por ello, no fue hasta los cuatro años que pudieron andar.
16 años después de su nacimiento, Lupita está padeciendo de escoliosis, contra la cual solo sería favorable realizar una cirugía; si bien se supone que en un futuro muy cercano también deba hacer uso de un tanque de oxígeno, pues sus pulmones se han visto afectados por causa de su problema en la columna vertebral, y ahora mismo funcionan al 40%.
Been a while since I've posted anything pic.twitter.com/HL3sb8K1pm
— Carmen Andrade (@hatecatsalot) December 1, 2015
El riesgo es alto: Lupita misma lo sabe, junto a todos sus familiares. Su vida correría mucho peligro, y, de vivir, su cerebro podría quedar dañado.
Con personalidades bien diferentes, Carmen sobresale en la escuela y tiene un ingenio vivaz, mientras Lupita es más tranquila y tiene problemas con la lectura, por lo que realiza exámenes adaptados.
A Carmen también le encanta usar maquillaje y ponerse delineador y rímel en los ojos, mientras que su hermana es menos coqueta.
Quinceanera pic.twitter.com/vj2hKjqi39
— Carmen Andrade (@hatecatsalot) June 17, 2015
“Muchas personas no se dan cuenta, pues, cuando nos conocen, solemos tener las mismas reacciones”, asegura Carmen. “Pero apenas nos conocen, nuestros amigos nos dicen ‘ustedes son tan completamente diferentes’, y yo les respondo ‘bueno, sí, somos dos personas diferentes’”.
Para el futuro, estas jovencitas ambicionan estudiar carreras ligadas a la agricultura, ya sea como veterinarias o vinculadas a la ganadería.
¿Por qué quieren optar por estas materias? “Porque los animales no hablan” -salta Lupita-.
“Porque es más terapéutico que hablar con un consejero o algo por el estilo”, concluye Carmen.