Dougie Wallace es un reconocido fotógrafo urbano originario de Glasgow que reside en el este de Londres.
Su trabajo está fundamentado en la técnica del “flashazo” para capturar mediante un fuerte golpe de luz los momentos, reacciones y recuerdos más inesperados, ejemplo, adolescentes vomitando en la calle, mascotas de personas millonarias o ancianos semidesnudos caminando por el mojado asfalto de la capital británica.
Sencillamente sus fotografías no son convencionales, debido a que busca una alternativa en los instantes capturados mediante la potencia de su lente.
Wallace es de esos artistas que amas u odias en un instante al poner en la balanza lo que se clasifica en artístico y no. Sus publicaciones, exposiciones y libros le han valido con una redituable carrera, además de ser galardonado en 2015 con el premio Sony World Photography Awards.
Durante 2016, plasmó en forma de crítica social la vida de las personas más adineradas de Londres que transitan por la calle Brick Lane, situada en el barrio Tower Hamlets, una zona de negocios muy conocida por los restaurantes, centros comerciales y tiendas de ultra lujo visitadas por árabes multimillonarios, entre otras personas de alto capital.
Banglatown, como se conoce a esta zona turística fue rebautizada por Wallace como Harrodsburg, donde sólo el uno por ciento de los ultraricos del mundo pueden pasearse “expresando su poderío financiero y político”, según Wallace.
El proyecto del fotógrafo escocés tiene como objetivo exponer a Harrodsburg como todo un safari de ricos que exploran una fauna de residencias y centros comerciales. A través de un comunicado publicado en su página web, Dougie da una fuerte crítica a los nuevos millonarios de Londres.
Menciona que mientras Reino Unido se está estancando económicamente, la primer ministro, Theresa May, busca dar asilo a los hombres más ricos del planeta, quienes al arribar buscan comprar terrenos en las comunidades antiguas donde destruyen el paisaje lleno de terrazas y viviendas por un complejo habitacional de vidrio o maderas finas.
Wallace lamentó que la llegada de estos millonarios a zonas como Kensington y Chelsea provoquen un aumento en el precio de las viviendas, e incluso, estos no contribuyan con la economía local.
Él asegura que mientras un londinense promedio tiene que esperar en la lista de viviendas de interés social para obtener un hogar, ellos llegan para arrebatar las tierras cultivadas por sus abuelos
La exposición de este artista pretende generar una sátira de los multimillonarios y sus hábitos de consumo, que pueden ser muy llamativos pero que rayan en lo ridículo.
Desde personas de la tercera edad que buscan detener el tiempo con cirugías, la compra de perros pura raza vestidos con ropa excesivamente cara hasta el uso de calzado con joyas mientras las mujeres árabes presumen sus burkas hechas de seda.
