Los doctores tenían miedo de cómo reaccionaría al enterarse de que su estado de obesidad mórbida podía matarla.
Con una docena de antidepresivos y ansiolíticos, Katie Hug luchaba por superar el día a día. Una profunda depresión la hizo también aumentar de peso y sus doctores tenían miedo de decirle cuántos kilos sumaba en sus controles… eran tantos en tan poco tiempo que podían hundirla aún más. Pero llegó a un límite cuando pesó 122 kilos… y sus médicos decidieron mostrar su preocupación.
Ya era considerada una obesa mórbida, y su mala alimentación mezclada con sus remedios ponían en riesgo su vida.
Al saber todo esto, Katie supo que había tocado fondo y, sorprendiéndose hasta a sí misma, decidió hacer un cambio extremo.
El primer paso era su bienestar emocional: dejó por completo todas sus relaciones dañinas, y poco a poco, los antidepresivos y ansiolíticos. Comenzó a disfrutar de la vida, a ser más feliz, y así, no pensaba en comer comida chatarra todo el tiempo… quería ejercitarse.
El primer problema se presentó cuando no se atrevió a ir al gimnasio. No estaba cómoda con cómo lucía, y se sentía avergonzada. Pero eso no la detuvo: comenzó a seguir videos de ejercitación en casa. Gracias a aplicaciones de su celular, también comenzó a contar las calorías que comía, y a hacer mejores elecciones en cuanto a su alimentación.
Suena fácil, pero no lo fue. Tuvo que acompañar todo el proceso con una terapia, y desprenderse de las cosas que la habían amarrado durante toda su vida era muy doloroso.
“Fue uno de los momentos más difíciles en mi vida, pero me convirtió en lo que soy hoy”.
-Katie Hug-
En el camino se cruzó un hombre que hoy es su esposo. Fue su mayor apoyo y la motivó a seguir adelante. Así, paso a paso, logro perder 62 kilos.
Luego todo siguió aún mejor: se enamoró de su nuevo estilo de vida y se convirtió en una personal trainer. Hoy motiva a su pareja, sus hijos y a sus amigas.
Quiso ir más allá y sabiendo lo difícil que es vivir un proceso así, creó una página de Instagram para cualquiera que necesitara su ayuda. Da consejos, responde dudas y sobre todo apoya a quienes pasan por lo mismo.
La palabra clave es la motivación… y también la felicidad. Quiere dejar claro que uno no hace esto por lucir bien para el resto, es por el bienestar propio y sobre todo por la salud.
Yo concuerdo plenamente con ella: la belleza no está en el peso, pero es importante sentirse bien con uno mismo… y cuidar de la salud.
¿Tú también piensas así?