Si eres madre y te gusta ayudar a tus hijos a realizar los deberes de la escuela, entonces quizá te has topado algunas veces con sorpresas inexplicables que te han sacado una sonrisa. Pero para Lynne Polvino, revisar la tarea de su pequeña hija Hazel, de seis años, se convirtió en un momento desagradable al encontrar un mensaje sexista en una de las asignaciones.
Mientras preparaba la cena después de un largo día, decidió revisar lo que le habían encargado a su pequeña y algo le llamó la atención. Era una historia llamada Regreso al trabajo, la cual incluía secciones en blanco para que los alumnos completaran con alguna de las palabras que se encontraban enlistadas a un costado.
Regreso al trabajo.
Lisa no estaba contenta. Su madre había regresado al trabajo. Antes de que Lisa naciera, su madre trabajaba en una empresa importante. Ayer, ella le dijo a Lisa que volvería al trabajo. La mañana fue terrible. Lisa tenía que llegar a tiempo a la escuela. Su padre debía llegar al trabajo a tiempo. Y ahora, su madre también estaba apurada.
El padre de Lisa preparó el desayuno. No estaba muy bueno. Y le pidió a Lisa que lavara los trastes. Eso tampoco estaba bien.
A Lisa no le gustó su día en la escuela. Camino a casa, ella pesó en eso. ‘Me pregunto a qué hora llegará mi mamá a casa. Estaré sola en casa’.
Pero cuando Lisa llegó a casa, su madre ya estaba ahí. ‘Dejé la oficina temprano para que podamos pasar tiempo juntas después de la escuela’, dijo ella. Lisa ahora se siente bien.
Fin.
El mensaje de la tarea no era lo que Lynne esperaba
Al terminar de leer la hoja, Lynne decidió tomar cartas en el asunto y rehacer la tarea.
Lisa estaba feliz. Su madre regresó al trabajo.
Antes de que Lisa naciera, su madre había trabajado en una gran empresa.
Como valoraban su importante contribución a su trabajo, su jefe le dio casi un año de permiso por maternidad con goce de sueldo y le ofreció horarios flexibles a su regreso.
La mañana fue maravillosa. Lisa tenía que llegar a tiempo a la escuela. Su madre tenía que llegar a tiempo al trabajo. Su padre se quedó en casa con un permiso por paternidad para poder cuidar al hermano menor de Lisa y contribuir de forma equitativa en los labores del hogar. Nadie estaba apresurado porque su papá tenía todo bajo control.
El padre de Lisa preparó el desayuno. Estaba muy bueno. Luego, él y Lisa lavaron los trastes, porque todos los humanos funcionales deben aprender a lavarlos por ellos mismos y ayudar a otros.
A Lisa le encantó su día en la escuela. Ella disfrutó jugar y aprender con su maestra en su clase de arte en la escuela pública. Sus maestros estaban bien pagados y felices. En su camino a casa, ella pensó acerca de eso. ‘Me pregunto si algún día seré una ingeniera como mi mamá o maestra o algo más. ¡Yo puedo hacer cualquier cosa!’.
Cuando Lisa llegó a casa, ahí estaba su madre. Lisa pasó la tarde con ella en el programa de actividades para después de clases, financiado por el gobierno, donde ofrecían clases de robótica y pintura, y ahora ella y todo su familia estaban juntos en su hogar. Lisa estaba feliz porque crecía en una sociedad libre de prejuicios de género y misoginia.
Lisa ahora se sentía bien.
Fin.
Lynne, de 44 años, vive con su familia en Nueva York, tiene dos hijos y es una mujer que lucha por darles un mejor futuro a sus pequeños, por lo que no podía permitir que su hija creciera con prejuicios sobre las madres que trabajan.
Simplemente no me agradó la tarea, ¡y con cada oración me enojaba más! Mi impresión inicial fue bajando hasta que se convirtió en molestia. Quiero decir, ¿en qué década vivimos? ¿En esta época vamos a decirle a nuestros hijos que las madres que trabajan fuera del hogar hacen a sus familias infelices? ¿Y que los padres no hacen cosas como cocinar o lavar los trastes?
Solo quiere darle una lección importante a sus hijos
Su intención es hacer que el mundo reflexione sobre los acontecimientos en la actualidad, y desea que sus hijos vivan lo suficiente para tener familia y puedan trabajar sin sentirse culpables por cumplir con su deber. Lynne decidió publicar su intervención en Facebook y recibió distintas opiniones.
Las personas dieron su punto de vista
Algunos felicitaron la respuesta de la madre
Otros estaban sorprendidos
Incluso, hubo quien pensara que no estaba tan equivocado
Ella no envió la tarea a la maestra directamente, mandó un correo electrónico. La maestra aceptó que estaba un poco desfasada y prometió revisar las asignaciones futuras con mucho cuidado. De cualquier forma, la intención de esta madre fue demostrarle a su hija que ella la amaba mucho y no debía sentirse triste cuando se va a trabajar, pues es completamente normal.