Un grupo de científicos, liderados por biólogos de la Universidad Tufts, en Massachusetts, Estados Unidos, realizó un experimento con gusanos que tuvo un tétrico resultado.
Los académicos enviaron a varios gusanos del tipo platelmintos al espacio, algunos de los cuales estaban completos mientras otros habían sido cortados en partes.
Como es conocido, estos gusanos son capaces de regenerar rápidamente las partes de sus cuerpos que han sido amputadas, por lo que los indagadores querían saber de qué forma factores como la gravedad y el campo magnético del planeta afecta dicha habilidad.
Así, los invertebrados fueron enviados a la Estación Espacial Internacional por medio de un cohete de la empresa SpaceX en 2015, y se quedaron allí durante 5 semanas.
Cuando regresaron a la Tierra, fue grande la sorpresa de los científicos al darse cuenta de que a uno de los gusanos le había crecido… una segunda cabeza.
Se trata de un gusano cuyos dos extremos habían sido cortados antes del viaje, y mientras estuvo en el espacio le creció otra cabeza en el lado donde debía estar su cola. Este fenómeno nunca había ocurrido antes, o al menos jamás ha sido observado, según reporta un artículo en el portal de la U. de Tufts.
Los académicos continuaron observando a los gusanos durante otros 20 meses. En ese tiempo le cortaron ambas cabezas al extraño gusano, para ver si el efecto era temporal o a largo plazo. Para su sorpresa, las dos volvieron a regenerarse.
La razón de que esto ocurriera aún no ha sido determinada con exactitud, pero Michael Levin, biólogo de la U. de Tufts, indicó que “esto podría haber sido causado por la ausencia de campo magnético, de gravedad y el estrés provocado por el despegue y aterrizaje”.
Un artículo que relata todos los resultados de este experimento fue publicado este martes en la revista científica Regeneration. Puedes revisarlo (en inglés) aquí.