Todos tenemos malos días en el trabajo, incluso hay ocasiones en que desearíamos simplemente irnos a casa y estar bajo las cobijas. Es sencillo quejarnos, pues tal vez no nos hemos dado cuenta de que hay trabajos verdaderamente horrendos, como ser empleado de la empresa maquiladora de Apple…
En un extracto de su nuevo libro The One Device: The Secret History of the iPhone, el escritor y editor Brian Merchant revela cómo obtuvo acceso a Longhua, el vasto complejo donde se fabrican los iPhones y donde, en 2010, los trabajadores infelices comenzaron a matarse.
Imaginen todo: Merchant cuenta que la empresa es un extenso complejo de fábricas con dormitorios, ubicado en las afueras de la megalópolis de Shenzhen, en China. Todo está en color gris y solo resaltan los edificios deteriorados por el clima. La enorme planta Longhua, que pertenece a Foxconn, es una importante fábrica de productos de Apple, y tal vez sea la más conocida del mundo, pero también es un lugar con algunos lamentables secretos muy bien resguardados.
Merchant afirma que hay una forma de entrar y apreciar esta infame operación, y es tan simple que después de todo lo descrito no lo podrán creer: usó el baño. Así, sin dar más detalles de su triunfal entrada, empieza a contar todo lo que vio en su estancia en Foxconn City.
Para empezar, los guardias de seguridad resguardan cada uno de los puntos de acceso al lugar, al cual no se puede entrar o salir sin una tarjeta de identificación. Los conductores de camiones de reparto son sometidos a rigurosas exploraciones de mercancía y huellas dactilares. Existen demasiados avisos afuera del recinto y sus alrededores, donde se puede leer: “Esta fábrica está legalmente establecida con la aprobación del estado. Se prohíbe la intrusión no autorizada. ¡Los delincuentes serán enviados a la policía para ser procesados!”, todo pareciera un campo de concentración militar, pero no lo es.
Está impreso en la parte posterior de cada iPhone: “Diseñado por Apple en California, montado en China”. La ley estadounidense dicta que los productos fabricados en China deben ser etiquetados como tales y la inclusión de la frase hace que la declaración sea únicamente ilustrativa de una de las divisiones económicas más estrechas del planeta: la vanguardia se concibe y diseña en Silicon Valley, pero se monta a mano en China, y todos sabemos por qué: la gran mayoría de plantas que producen los componentes del iPhone y llevan a cabo el montaje final del dispositivo están establecidas en la República Popular de China, donde los bajos costos de mano de obra altamente cualificada, hacen de esta nación el lugar perfecto para fabricar teléfonos como este, y otros tantos gadgets.
Las amplias capacidades de producción del país (la Oficina de Estadísticas Laborales de Estados Unidos estimó que a partir de 2009 había 99 millones de obreros en China) ayudaron a la nación a convertirse en la segunda economía del mundo. Desde que el primer iPhone fue enviado, la compañía que hace esta parte del trabajo es la Taiwanese Hon Hai Precision Industry Co, Ltd, mejor conocido por su nombre comercial, Foxconn.
Hoy en día, el iPhone se produce en una serie de fábricas diferentes de China pero, durante años, se ensambló en gran parte en la planta de Foxconn, a las afueras de Shenzhen.
Los suicidios
La extensa fábrica fue hogar de unos 450 mil trabajadores. Hoy en día, se cree que ese número es menor, pero sigue siendo una de las operaciones más grandes de este tipo en el mundo. Si has oído hablar de esta empresa, hay una buena posibilidad de que la conozcas por el tema de los suicidios relacionados con ella. En 2010, los trabajadores de la línea de montaje de Longhua comenzaron a suicidarse y, hasta el presente año, se estiman 25 suicidios declarados oficialmente.
Uno tras otro se arrojaron de los imponentes edificios del dormitorio, a veces a plena luz del día, en trágicas manifestaciones de desesperación y en protesta por las condiciones de trabajo en el interior. Hubo 18 intentos de suicidio reportados tan sólo ese año y 14 muertes confirmadas. Veinte trabajadores más fueron persuadidos de hacerlo por oficiales de Foxconn.
La epidemia causó una interés mediático: suicidios y condiciones de explotación en la Casa del iPhone. Las notas de los fallecidos y los supervivientes hablaron sobre el estrés inmenso, los largos días de trabajo y los gerentes que humillaban a los trabajadores por errores, multas injustas y promesas no cumplidas de beneficios.
La respuesta corporativa estimuló aún más el malestar: tenían grandes redes instaladas afuera de muchos de los edificios para atrapar los cuerpos que caían, se contrataron a consejeros y los trabajadores debían firmar promesas de no intentar suicidarse.
En su tiempo, Steve Jobs declaró que se estaban tomando cartas en el asunto y señaló que la tasa de suicidios en Foxconn estaba dentro de la media nacional. Los críticos se abalanzaron sobre el comentario, tachándolo de insensible, aunque técnicamente era verdad. Foxconn Longhua era tan masiva que podría ser su propio estado-nación, y la tasa de suicidios era comparable a la del país anfitrión. La diferencia es que esa ciudad está gobernado enteramente por una corporación que produce uno de los productos más rentables del planeta.
Muchos de los trabajadores provienen de un hogar humilde, es por eso que prefieren aguantar los pesados horarios a estar desempleados. Aunque algunos dicen que es un buen lugar, en las entrevistas que Merchan realizó, la mayoría concuerda con que el lugar es deprimente y deplorable. “La mayoría de los empleados duran sólo un año”, relataron varios empleados.
Dado que el iPhone es una máquina compacta y compleja, ensamblarlo correctamente requiere amplias líneas de producción con cientos de personas construyendo, inspeccionando, probando y empaquetando cada dispositivo.
Y aunque la mala administración de recursos humanos ha sido fuertemente criticada por distintos medios, al parecer estos tratos no han cesado. Uno de los trabajadores, llamado Xu, dijo en la entrevista, que hace algunos meses ocurrió otro suicidio y él lo presenció. El hombre era un estudiante que trabajaba en la línea de ensamblaje y cometió un pequeño error en su deber. Después de ser reprendido públicamente por un gerente, comenzaron a hacerse de palabras. Funcionarios de la compañía llamaron a la policía, aunque el trabajador no había sido violento, solo estaba enfadado, Xu relató:
Se lo tomó muy personal y no lo pudo superar. Saltó del noveno piso tres días después. El suicidio es algo tan común que a nadie le importa, se olvida después de un tiempo.
Xu añadió que es muy común que sean reprendidos frente a sus compañeros:
Los gerentes no esperan a hablar contigo en privado, lo hacen de manera grosera frente a todos los trabajadores y directivos, algo que avergüenza a muchos y eso causa mucho estrés.
Sin embargo, Xu no cree que sea culpa de Apple, y señaló que la mayoría piensa que la culpa es de Foxconn.
Aunque sea un lugar que genera miles de empleos, esta es la verdad detrás del iPhone.