Tengo una mala noticia para el mundo los churros son chinos y la sangría griega, cómo puede ser que estos iconos de la vida española no sean españoles, no entiendo nada pero si te dejaré claro que estas 11 cosas que verás a continuación aunque forman parte arraigada de nuestra cultura surgieron en otras partes del mundo, echa un vistazo a continuación:
1. La expresión “arriquitáun” es inglesa.
Tiene su origen en Gibraltar, según explica Gabriela Adriana Elizondo en el libro ‘Lenguaje, cultura y educación’: “En los puertos coincide gente de diversas procedencias, por lo que es corriente el uso de lenguas distintas. El problema es que los hablantes de un idioma suelen intentar acomodar a su lengua lo que oyen en otras, y así se crean expresiones y términos en el idioma propio. En Andalucía se emplea el término Arriquitaun como expresión de un estado de ánimo alegre. Nada que ver en origen con el flamenco, sino con el hecho de que cuando a Cádiz llegaban barcos ingleses se oía por los altavoces ‘Arrive at town’ (algo así como llegamos a la ciudad) y con el ánimo que los recién llegados traían al puerto”.
2. Los churros son de China.
Como lo oyes. Los churros llegaron al mundo como unas delicias grasientas (y saladas) llamadas youtiao, que en chino se traduce como “demonio frito en aceite” (accurate, la verdad). En China, los mercaderes portugueses probaron aquel regalo del cielo y lo trajeron a la península. También fueron los portugueses los que decidieron pasarlo de salado a dulce. Y así llegó a nosotros: el nombre de churro proviene de las ovejas churras ya que nuestro desayuno delicatessen se parecía a sus cuernecitos.
3. Nuestro ‘Olé’ es de origen árabe.
Existe poca información al respecto, pero todo apunta a que nuestro ‘Olé’ es una castellanización de la expresión árabe “Allah” que es un poco como decir “Oh, Dios” o incluso de “Alá”.
4. El roscón de Reyes tiene origen romano (y no servía para adorar a los Reyes Magos sino a Saturno).
Aunque el roscón de Reyes forma parte de una tradición que nos acompaña desde el siglo XII en el Reino de Navarra, su origen parece estar relacionado con las saturnales romanas, unas fiestas populares en homenaje a Saturno que celebraban el comienzo de los días más largos tras el solsticio de invierno. O sea, la llegada del caloret.
La rosca estaba rellena de dátiles, higos y miel y, ya por aquel entonces, se introducía un haba seca y quien la encontrase era coronado como ganador durante un breve periodo de tiempo porque los romanos también tenían bastante mala leche.
5. El mazapán es de origen árabe.
Aunque ahora consideremos el mazapán como las chucherias de los nonagenários, hubo un tiempo cuando todavía no existía el Fresquito que este dulce se consideraba una auténtica maravilla. Y por eso los españoles, los italianos o los franceses nos quisimos apropiar el origen de esta recera, PERO NO. La primera fuente que tenemos de la existencia del mazapán se encuentra en ‘Las mil y una noches’, donde se dan citas consejos para poder soportar los ayunos del Ramadán o su uso como afrodisíaco, así que con toda probabilidad es de origen árabe.
6. El gazpacho es italiano.
O romano, técnicamente hablando. Lo cierto es que los españoles sí que somos los inventores del gazpacho definitivo (es decir, lo que a día de hoy llamamos gazpacho) pero los soldados romanos acostumbraban a beber un tipo de sopa fría, avinagrada y aderezada con finas hierbas que podría ser el origen de este emblema de nuestra gastronomía. Más tarde se le añadirían ingredientes como el ajo y el pepino, pero su ingrediente principal (el tomate) no llegaría a nuestras cocinas hasta el siglo XVI procedente de los aztecas.
Podemos imaginar, pues, que si un romano de la época observase nuestro gazpacho actual diría “eso no es gazpacho, es vinagre con cosas”.
7. ‘El baile de los pajaritos’ de María Jesús y su acordeón es de origen suizo.
A ver, ponte cómodo que estás a punto de descubrir el mayor timo a escala internacional al que nos hemos enfrentado en este país: el suizo Werner Thomas compone en 1957 una canción titulada ‘Der Ententanz’ (El baile del pato). Este señor se va con su acordeón y su swag por diversos bares de Europa a hacer feliz a la gente y a enseñarles su espléndida coreografía. En 1970, el productor belga Louis van Rijmenant le escucha en un hotel y dice “aquí huele a dinero” y realiza su propia versión titulada ‘Tchip-Tchip’ cantada por un grupo llamado Cash & Carry creado única y exclusivamente para ‘Los pajaritos’.
En 1980 el hit pega en los Países Bajos y en Francia, que crearon sus propias versiones de la canción en su propio idioma. En 1981 llegó a Estados Unidos y también a España de la mano de la acordeonista María Jesús que consiguió tantísimo éxito que llegó a protagonizar una película con el sorprendente título de ‘Los Pajaritos’.
Y si quieres seguir flipando que sepas que la versión italiana (‘Il ballo del qua qua’) fue interpretada por Romina Power. BOOM.
8. La gripe española fue una gripe francesa.
La pandemia de gripe que en 1918 acabó con alrededor de 40 millones de personas no tuvo su origen en España, sino que el primer brote europeo se dio en Francia y de ahí pasó a nuestro país. El motivo de que esta gripe bautizase como “española” tiene que ver con la neutralidad de nuestro país durante la Primera Guerra Mundial: mientras que el resto de Europa miraba hacia las trincheras y no publicaba información que pudiese mostrar debilidad hacia el enemigo o deprimir a sus soldados, España no censuró la información sobre la enfermedad y fue el único país que publicó sobre la epidemia, de modo que fuera de nuestras fronteras se asumió que también fuimos el origen de la misma.
9. La sangría es de origen antillano.
El origen de la sangría resulta casi más confuso que su receta definitiva: en 1788 el padre Esteban Torres afirmaba en su ‘Diccionario del castellano’ que la sangría era una “bebida inventada por los ingleses que se toma mucho en las colonias inglesas y francesas de América”. Es decir, en las Antillas cuando era colonia británica.
Sin embargo, hay quien apunta que hay una diferencia entre sangaree (el nombre que ponían sus ingleses a su “limonada de vino”) y nuestra actual sangría en cuando a los ingredientes… pero nosotros no tenemos a un Esteban Torres para confirmarlo.
10. El Belén es italiano.
Quizás porque lo hemos españolizado todo lo que hemos querido (el caganer es la imagen perfecta de esto) y forma parte de una tradición navideña muy nuestra, pensamos que montar el Belén es de origen español… pero nada que ver. Resuñta que en la Nochebuena de 1223, San Francisco de Asís decidió reproducir la tradición cristiana en la ermita de Greccio (Italia) y nueve días antes de Nochebuena invitó a todo el pueblo a presenciar una misa delante de aquel nacimiento.
A partir del siglo XV la costumbre del Belén se generalizó: en 1465 se fundó en París la primera empresa fabricante de figuritas y en 1471 llegó a Madrid.
11. La sidra es de origen griego.
Lo siento, asturianos, la sidra ya era una bebida conocida por egipcios, hebreos y griegos. Los griegos y romanos consumían un vino procedente de la manzana (y en ocasiones de la pera) a la que llamaban “sikera” en griego y “sicera” en latín. Es posible que la elaboración no fuese exactamente igual que hoy en día, pero casi podemos asegurar que los pedos eran los mismos.
12. El chotis madrileño tiene su origen en Bohemia.
Ajá. El chotis tiene su origen en Bohemia y su nombre deriva del termino alemán Schottisch (escocés), un estilo de danza centroeuropea. A Madrid llegó en 1850 y se representó en el Palacio Real bajo el nombre de Polca Alemana. A los madrileños les flipó tanto que el resto ya es historia.
13. La siesta es italiana.
Aunque imaginamos que a unos cuantos ya se les había pasado por la cabeza antes, la siesta data del siglo XI. Aparece en las reglas de San Benito (religioso cristiano de Nursia, Italia) que llamaba al “reposo y tranquilidad en la hora sexta”. La hora sexta en latín era el lapso de tiempo entre las 12 y 15 horas del día. Es decir, una mezcla entre la del borrego y la siesta española.