En la madrugada del viernes ocurrió un siniestro episodio en una propiedad de Raleigh, Carolina del Norte. Matthew James Phelps llamó al 911 para alertar que había encontrado muerta a su esposa, Lauren Phelps. El hombre se escuchaba desorientado pero claramente expresó: “Creo que la maté yo”.
La policía acudió rápidamente a la vivienda y pudo corroborar lo que Matthew expresó al operador telefónico. Lauren se encontraba apuñalada y con el cuerpo completamente ensangrentado. Fue trasladada al hospital, pero allí nada pudieron hacer.
Lo aterrador de lo sucedido fue que el propio Phelps se responsabilizó por el asesinato de su mujer, pero se encontraba muy confundido respecto a lo sucedido.
–Creo que maté a mi esposa.
–¿A qué te refieres? ¿Qué ocurrió?
–Tuve un sueño y luego encendí las luces y ella estaba muerta en el piso.
–¿Cómo? ¿Cómo?
–Hay sangre en todo mi cuerpo. Y hay un cuchillo ensangrentado en la cama. Creo que la maté yo.
–De acuerdo.
–No puedo creer que hice esto. No puedo creerlo.
Este fue el comienzo del diálogo entre Matthew y el operador del 911. Luego, el hombre explicó que antes de dormir había tomado un medicamento para la tos, pero que luego se hallaba perdido, sin saber qué hora era, ni cómo se había despertado.
“Consumí más medicina de la que debería. Tomé Coricidin… porque sé que me puede hacer sentir mejor. Como muchas veces no puedo dormir por la noche, tomo algunas… ella no se mueve. ¡Dios mío!”, confesó el hombre en la llamada.
ABC dialogó con el laboratorio multinacional Bayer -fabricantes del medicamento consumido por Matthew– y expresaron que “no hay evidencia que sugiera que el Coricidin esté asociado con comportamientos violentos”.
Matthew fue imputado bajo el cargo de homicidio y quedó detenido tras el llamado. Estudiaba para ser el pastor del vecindario y trabajaba una empresa de servicios. Lauren era docente y se había casado con él en noviembre.
