Podría tratarse de una escena extraída de una comedia hollywoodense. Quizá protagonizada por Adam Sandler o Ben Stiller, en donde el infortunio vuelve a aparecer para malograr una cita que, hasta ese momento, suponía un final feliz.
El hecho ocurrió en Bristol, Reino Unido, en donde dos jóvenes se conocieron a través de Tinder (app de citas) y tras algunos mensajes decidieron encontrarse. Cenaron en un sitio agradable, se rieron y entendieron que estaba todo dado para dar un paso más.
Pero un percance, sin embargo, hizo que la chica acabara atrapada en la ventana del baño de su pareja. El protagonista de esta historia es Liam Smith, quien difundió la historia a través de la BBC británica. “Tuvimos una noche encantadora y disfrutamos mutuamente de la compañía. Cuando ella volvió del baño me dijo tenía algo que decirme”. La joven –cuya identidad quedó reservada por razones obvias– fue al baño, pero al ver el tamaño de las heces, entró “en pánico”. Y como le pareció que al tirar de la cadena no desaparecerían, decidió tirarlas por la ventana.
Entonces confesó que metió su mano en el inodoro, envolvió todo en papel higiénico y lo lanzó por la ventana. “Por desgracia, debido a un capricho de diseño de mi casa, la ventana del baño no da al exterior”, dijo Smith. Los “deshechos” se quedaron atrapados en un hueco que separa el cristal de una segunda ventana con acceso al mundo exterior.
Liam, dispuesto a poner fin al problema, buscó un martillo para romper el cristal, pero la joven optó entonces por intentar recuperar sus heces trepándose por la ventana. Mientras ella se esforzaba por salir del paso con la mayor dignidad posible, Smith registró el episodio en imágenes. La chica se escurrió por el hueco de la fachada y alcanzó el “paquete” para lanzarlo hacia arriba y deshacerse de ello. Pero el problema recién empezaba.
La mala suerte que le había acompañado a lo largo de la noche culminó con otro “atasco”: el suyo, en el interior de la ventana. Smith, que intentó liberarla sin éxito, llamó a los bomberos y rompieron el cristal para rescatarla. “No me quejo, hicieron lo que tenían que hacer”, explicó el joven en un escrito. Y reconoce: “El problema es que el presupuesto para reponerlo alcanza las 300 libras. Como estudiante de postgrado, es una parte significativa de mi presupuesto mensual. De hecho, es mi presupuesto mensual”.
Smith pidió que le aporten 200 libras para poder arreglar la ventana. Las pocas esperanzas con las que encaró su pedido se transformaron en 1.800 libras, de las cuales sacó el dinero para reparar su ventana y donó el resto a dos organizaciones benéficas, una en apoyo a los bomberos y otra que construye y mantiene los retretes en los países en desarrollo.
Smith y la joven volvieron a verse.
Vía: Infobae