Leo Messi es, como era de esperar por sus muchos seguidores, una de las grandes notas positivas del inicio de la temporada del Barça.
El crack argentino continúa mostrando un nivel que lo confirma como uno de los mejores futbolistas del mundo, si no el mejor, y hasta la fecha lleva ocho goles en siete partidos oficiales —5 en Liga, 2 en Champions y 1 en Supercopa de España.
Pero el futbolista es noticia por algo que poco tiene que ver con sus logros deportivos. Y es que recientemente ha publicado una fotografía en su perfil de Facebook en la que se le puede con una amplia sonrisa de oreja a oreja, sin camiseta para presumir de abdominales… y con algunos detalles que no han pasado desapercibidos para sus fans, entre ellos un tatuaje que, según algunos, es un poco… choni.
Se trata de un tatuaje que adorna su bajo vientre, y que era desconocido por sus seguidores hasta ahora. Un tatuaje de… un beso.
¿Un beso? Sí, un motivo que estuvo muy de moda a principio de los 2000 y que sustituyó a otros diseños que empezaban a estar muy vistos, como el típico escorpión, el tribal, el inagotable “amor de madre” o la flor roja con espinas sangrantes. Una década después, adorna los abdominales de Messi, probablemente consciente de que las cosas se pasan de moda pero siempre acaban volviendo.
En este caso el tatú tiene una explicación muy romántica: se trata de los labios de su mujer, Antonella Roccuzzo, con la intención de recordar toda la vida los besos que se han dado desde la juventud.