Hoy es muy común intentar solucionar nuestros problemas por medio de las redes sociales y los teléfonos inteligentes; y no es que nos guste la desgracia ajena, pero un celular y una novia enojada hacen la dupla más explosiva y dañina -después de la leche y la sandía- de la que se tiene memoria.
Si tú eres de esas novias que no teme decir lo que piensa y mucho menos si un celular toca tus dedos, debes saber que este post es para ti. Pero no te preocupes, no es del todo malo, algunas conversaciones son muy graciosas y agradecemos que ese incómodo momento ahora sirva para reír un poco.