Para algunos, las bebidas energéticas son la única manera de aguantar todo el día. Pero la mayoría no considera cómo afecta al cuerpo todo ese azúcar y cafeína. En Abril, un adolescente de Carolina del Sur murió de forma repentina a causa de una sobredosis de cafeína, agravada por las bebidas energéticas. Ahora, este padre llamado Austin tiene suerte de seguir con vida tras beberlas en exceso para aguantar un ritmo de trabajo frenético, pero le ha cambiado físicamente para el resto de su vida.
Su esposa, Brianna, estaba en aquel entonces a pocas semanas de dar a luz a su primer hijo, y acudió a Facebook para contar como su mundo casi se cayó a pedazos. Sara Endres, una fotógrafa de Sacramento, también había tomado una serie de retratos conmovedores para documentar la lucha diaria de esta familia cuando hospitalizaron a Austin.
Aquí debajo puedes leer lo que ocurrió, con las palabras de la propia Brianna. Compártelo con cualquiera que no se crea que las bebidas energéticas pueden ser malas para la salud.
Esta nueva madre ha decidido contar la historia de cómo las bebidas energéticas casi le cuestan la vida de su marido, y cambiaron la suya para siempre
“Hola, me llamo Brianna, y esta es mi historia…
El amor no está en las pequeñas cosas. No está en las citas, en las llamadas, ni siquiera en los recuerdos. El amor es saber que sacrificarías cosas que ni siquiera sabías que podías sacrificar. El amor es abnegado.
¿Has sentido alguna vez tu vida a punto de derrumbarse? ¿ Has sido golpeada con tanta agitación emocional hasta tal punto en que todo a tu alrededor se vuelve confuso? Se te agarrotan los pulmones y por un segundo, no puedes hacer nada. No puedes moverte, pensar o reaccionar. A mi me ha pasado. Experimenté algo que nunca pensé que me pasaría… mientras estaba embarazada de 9 meses con mi primer hijo.
Se supone que estar embarazada es algo increíble. Creas nueva vida. Sientes amor incondicional por alguien a quien ni conoces.
Austin y yo estábamos emocionados por conocer a nuestro pequeño. Por llevarlo a casa y ser una familia.”
Austin bebía muchas bebidas energéticas para soportar un ritmo de trabajo frenético, sin imaginar que acabaría en el hospital
“Nunca imaginé cuando me fui a dormir que mi mundo se haría pedazos en unas horas.
Recuerdo a mi suegra despertándome y diciéndome que Austin había tenido un accidente. Solo sabía que mi marido estaba en el hospital, pero lo peor es que no sabía por qué.
Tras conducir 2 horas hasta el hospital, supe que mi marido, el padre de mi hijo, la persona que amo, había sufrido una hemorragia cerebral. Los doctores dictaminaron (tras hacerle varias pruebas) que el causante fue el reciente consumo excesivo de bebidas energéticas (un hábito que adquirió cuando empezó a trabajar en turnos más largos y tener que ir más lejos a trabajar).
Ya estaba en cirugía… tras esperar 5 horas, pudimos verle. Mientras todos se fijaban en su cara casi irreconocible, enganchado a tubos y máquinas, yo solo vi a sus padres. Vi la luz abandonar los ojos de su madre cuando vio a su hijo ahí tumbado. Vi a su padre romper a llorar mientras abrazaba a su esposa. No sabían si su hijo se despertaría.
Ver a esta familia, mi nueva familia, de la que era ahora parte, y a quienes quería, tan destrozada y hecha polvo… es lo peor que haya sentido nunca.”
Tras una hemorragia cerebral y varias operaciones, Austin quedó con un hueco irreparable en su cráneo, y su esposa a punto de dar a luz
“Al día siguiente le volvieron a operar. Tras esto hubo ataques, convulsiones, hinchazón y otras cosas para las que no estábamos preparados.
Hubo un momento, cuando estaba sentada junto a su cama rezando para que estuviera bien, que supe que no me rendiría. Nuestra vida se volvería un desastre, pero iba a estar a su lado a pesar de todo.
Tras 2 semanas de vivir en el hospital sin saber si sobreviviría, volvimos a casa. Había llegado mi hora de dar a luz.”
Aún con el estrés de la recuperación de Austin, Brianna tuvo que traer a su hijo al mundo
“No voy a mentir, fue muy duro. Había planeado que Austin formara parte de este momento, que estuviera a mi lado dando la mano y cortando el cordón, para dar la bienvenida a nuestro hijo. Sin él, no estaba bien…
Pero ocurrió un milagro cuando di a luz. Austin despertó. Pasé una semana sin verlo, pero pensaba en él cada día. Lloraba cuando miraba a mi hijo, que se parecía a su padre.
Cuando el bebé solo tenía una semana, lo dejé con mis suegros. Necesitaba ver a Austin y decirle que había llegado el bebé. Que lo necesitábamos.”
Milagrosamente, Austin despertó poco después del parto, y pudo conocer a su hijo 2 meses después
“Pasaron las semanas. Fuimos tras de él por todo el estado mientras le operaban y practicaban procedimientos en él. Lo veía cuando tenía oportunidad.
Cuando tenía poco más de 2 meses, nuestro hijo al fin conoció a su padre. No sabía si llegaría ese día, pero al fin volví a ser feliz.
Un tiempo después, pudo volver a casa conmigo. Nuestra vida no es normal. Hay viajes al hospital y visitas de médicos, tantas que he perdido la cuenta. Pero aquí estamos. Luchando.”
Brianna ahora pasa cada día cuidando no solo de su bebé, si no también de su marido que se ha convertido en discapacitado permanentemente, algo que ella acepta con fuerza y entereza
“Me despierto cada día para cuidar de nuestro niño precioso y de mi marido. Preparo las comidas, hago terapia física, del habla y ocupacional. Le ayudo con su higiene personal, y a caminar. Le ayudo con cada aspecto de su vida.”
Estas conmovedoras fotos, tomadas por la fotógrafa Sara Endres de Sacramento, captan la belleza y el dolor de esta joven familia
“Y entremedias de estas tareas, cuido de nuestro hijo de 8 meses. Es muy duro y estoy cansada, pero logramos sacar el mejor partido que podemos.”
Su historia es desgarradora, pero también un homenaje al autosacrificio y al amor verdadero
“Él ya no es el hombre del que me enamoré, pero le quiero más cada día. Luchamos para ayudarle a recuperarse. Para mejorar su vida. Un día lo conseguiremos.
Hasta entonces, no me rendiré. Porque el amor es abnegado y lo quiero más que a la vida misma.”
Vía: Panda Curioso