La inteligencia puede manifestarte en distintos niveles en las personas, pero por lo general cuando alguien la tiene en abundancia se nota y no necesita andar vociferándolo para que el resto se de cuenta.
De hecho, muchas veces ocurre que las personas que se creen más brillantes, en realidad no lo son tanto. Y con esto no nos referimos solamente a contar con vastos conocimientos académicos, sino que a tener una mente ágil y reflexiva, consciente de lo que te rodea.
Esto es especialmente importante en contextos sociales y profesionales, pues quienes no posen tanta inteligencia -especialmente emocional- suelen pasarlo bastante mal en el trabajo y en la vida en general.
A continuación te detallamos algunas características de las personas no tan inteligentes, según los expertos.
1. Culpan a otros por sus propios errores
Culpar a otros por tus errores no sólo es poco profesional y sino que también nada inteligente. Si constantemente tratas de traspasar tus equivocaciones a los demás, sólo demuestras que no eres confiable ni un buen candidato para asumir un rol de mayor responsabilidad, por lo tanto, tus posibilidades de ascender se reducen.
Travis Bradberry, autor del bestseller “Emotional Intelligence 2.0.”, señala en declaraciones recogidas por el portal financiero Business Insider que “nunca es una buena idea echar la culpa y no hacerse responsable, si tuvieras alguna responsabilidad -no importa cuán pequeña sea- en lo que salió mal, la tienes y debes asumirla”, aconseja Bradbury. “El momento en que empiezas a señalar con el dedo es el momento en que la gente comienza a verte como alguien que carece de responsabilidad por sus acciones”, añade.
Las personas inteligentes también saben que cada error es una oportunidad de aprender a hacerlo mejor la próxima vez. Un estudio neurológico dirigido por Jason S. Moser de la Universidad estatal de Michigan ha demostrado que los cerebros de la gente inteligente reaccionan realmente diferente a los errores y son más capaces de reconocerlos, tomándolos como una experiencia enriquecedora.
2. Siempre creen tener la razón
En una situación de conflicto, las personas inteligentes pueden empatizar mejor con la otra persona y entender sus argumentos. De este modo, también son capaces de integrar estos argumentos a su propia cadena de pensamiento y reconsiderar sus opiniones.
Una señal segura de inteligencia es la capacidad de mirar y entender las cosas desde un punto de vista diferente, y las personas inteligentes están abiertas a recibir nueva información y hasta cambiar sus parámetros.
Por otro lado, la gente que no lo es, continuará discutiendo para siempre y no se moverá de su posición, sin importar cuántos argumentos válidos les presenten. Eso también significa que no notarán si la otra persona resulta ser más inteligente y competente.
Esta sobreestimación se llama efecto Dunning-Kruger, que es un sesgo cognitivo que hace que las personas menos competentes sobreestimen sus propias habilidades y subestimen la competencia de los demás.
El término fue acuñado en 1999 por los psicólogos David Dunning y Justin Kruger, quienes realizaron estudios en los que analizaron tareas como la comprensión de lectura, jugar ajedrez o conducir un auto, determinando que la ignorancia conduce más a la confianza que el conocimiento.
En la Universidad de Cornell realizaron más experimentos sobre este efecto y demostraron que las personas menos competentes no sólo superestiman sus propias habilidades, también no reconocen cuando las habilidades de alguien más son superiores.
Dunning señaló en sus conclusiones que “si eres incompetente, no puedes saber que eres incompetente … Las habilidades que necesitas para producir una respuesta correcta son exactamente las habilidades que necesitas para reconocer lo que es una respuesta correcta”.
Por supuesto esto no significa que la gente inteligente siempre piensa que todos los demás tienen razón, pero escuchan atentamente y consideran todos los argumentos antes de tomar sus decisiones.
3. Reaccionan a los conflictos de manera agresiva
Aunque las personas más inteligentes pueden enojarse de vez en cuando, en quienes son menos hábiles esta es la reacción normal cuando las cosas no son a su manera. Cuando sienten que no tienen control sobre una situación tanto como quisieran, tienden a responder agresivamente para asegurar su posición.
Investigadores de la Universidad de Michigan realizaron un estudio con 600 participantes, incluyendo padres y niños, en el lapso de 22 años. Encontraron una clara correlación entre el comportamiento agresivo y un menor coeficiente intelectual.
Los investigadores escribieron en su elaboración: “Hipotetizamos que la baja inteligencia hace que el aprendizaje de las respuestas agresivas sea más probable a una edad temprana, y este comportamiento agresivo hace que el desarrollo intelectual continuado sea más difícil”.
4. Ignoran las necesidades y sentimientos de otras personas
Las personas inteligentes tienden a ser muy buenas empatizando con los demás. Esto facilita que entiendan el punto de vista de otra persona.
Russel James de la Universidad Tecnológica de Texas realizó un estudio representativo con miles de estadounidenses y descubrió que las personas con un coeficiente de inteligencia superior están más inclinadas a dar, sin esperar nada a cambio. Como resultado, una persona inteligente es mejor en la evaluación de las necesidades de otras personas y también más propensos a querer ayudarlos.
“Las personas con mayor capacidad cognitiva son más capaces de entender y satisfacer las necesidades de otros”, indicaron.
Las personas que son menos inteligentes tienen dificultades para imaginar que la gente podría pensar de manera diferente de lo que ellos lo hacen y por lo tanto, no están de acuerdo con ellos. También el concepto de hacer algo por alguien sin esperar un favor a cambio es más extraño para ellos.
Si bien, todo el mundo es egoísta de vez en cuando -lo que es completamente normal y humano-, es importante que mantengamos el equilibrio entre la necesidad de perseguir nuestros propios objetivos y la necesidad de considerar los sentimientos de otras personas.
5. Piensan que son mejores que todos los demás
Alguien inteligente intenta motivar y ayudar a los demás, porque no tienen miedo de ser eclipsados y poseen un nivel de confianza saludable. Además, son lo suficientemente inteligentes para evaluar con precisión su propia competencia.
En cambio, la gente menos capaz tiende a mirar mal a quienes son exitosos o inteligentes. Ellos creen estar por encima de todos los demás y siempre son rápidos en juzgar.
De hecho, el prejuicio no es un signo de inteligencia. Así lo comprobó un estudio canadiense publicado por la revista académica Psychological Science, en el que dos científicos de la Universidad Brock de Ontario encontraron que “las personas con bajos coeficientes intelectuales tienden a estar más a favor de castigos duros, son más homofóbicos y más propensos a ser racistas”.
En este sentido, muchos biólogos creen que la capacidad humana de cooperar ha sido fundamental para nuestro desarrollo general. Eso podría significar que uno de los roles claves de la inteligencia es ser bueno trabajando con otros.