El polémico fisicoculturista ruso que se inyecta aceite para tener los brazos como Popeye (+Fotos)

La preocupación por trabajar nuestro cuerpo es un hábito sumamente recomendable, especialmente en tiempos en que cada vez la gente es más sedentaria.

Sin embargo, es importante prestar especial atención para que esto no se convierta en una verdadera obsesión, ya que esto puede dar paso a prácticas extremadamente peligrosas.

Un claro ejemplo de esto es el de Kirill Tereshin, un joven fisicoculturista ruso de 21 años que no ha dudado en seguir todo tipo de prácticas antideportivas -y altamente riesgosas para su salud- con el objetivo de desarrollar su masa muscular.

Conocido como “Popeye”, Tereshin ha mostrado sus enormes bíceps y tríceps desde hace un mes en Instagram, los que han aumentado de volumen gracias al consumo de synthol inyectable.

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Este aceite es utilizado en los torneos de fisicoculturismo para aceitar a los competidores antes de subir al escenario. No obstante, con el paso del tiempo su uso ha ido mutando, y actualmente son varios quienes se lo inyectan para aumentar el volumen de sus brazos, aunque no así su fuerza.

En conversación con el periódico británico The Sun, el ruso explicó que “para alcanzar un gran tamaño, necesitas inyectarte litros en los brazos”.

“Cuando lo estaba haciendo, tuve una fiebre, cerca de 40 grados, estaba tirado en la cama, sintiendo que me moría, pero entonces todo mejoró”, agregó el joven, cuyos brazos actualmente alcanzan una circunferencia de 60 centímetros.

Братишка с пятигорска @druzhininrom

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Cabe señalar que inyectarse esta sustancia en los músculos puede generar serios riesgos para la salud de la persona, ya que puede provocar problemas en los pulmones, daños en los nervios e incluso ataques al corazón.

Según recoge el sitio especializado Fitness to Shine, el synthol es un aceite que está compuesto principalmente de ácidos grasos y en menor medida de alcohol benzílico y lidocaína.

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Junto con esta criticable práctica, Tereshin realiza arduas sesiones de ejercicios en el gimnasio, para así cumplir con su gran anhelo: romper todos los récords en el mundo del fisicoculturismo.

Y aunque dentro de sus 34 mil seguidores en Instagram hay quienes alaban su determinación, la mayoría de los usuarios critica el riesgo al que somete su salud inyectándose el aceite.

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